Más tarde.

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Leonie.

El ligero aroma a madera me hizo girar, a pesar de que el cuarto era completamente blanco, sin rastro alguno del cual proviniera el aroma. Di un par de pasos hacia la puerta (¿en qué momento había aparecido una puerta café?), caminé hacia allá, a medida que el aroma se hacía intenso mi corazón latía desbocado. Lo recordaba, ese susurro, ese aroma, mis pasos comenzaron a ser zancadas, trotes hasta que corría muy rápido, sin lograr el objetivo, sin llegar a la puerta.

Leonie– un aliento, un suspiro que trajo consigo más madera, pinos y tierra húmeda. – Leonie no seas terca. – había emoción en su voz, comencé a sentirme sin aliento, desesperada de ver la puerta tan lejos ahora y sin más, la puerta ya no estaba.

Miré perpleja la blanca pared, la nada.

– papá. – murmuré más en tono dudoso. ¿Mi papá olía a pino?, sentí el fruncir de mi nariz, estaba convencida de que olía a pino.

– papá. – repetí y cientos de voces me respondieron en eco.

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Un par de ojos miel, enormes y brillosos me miraban desde arriba, examiné confundida la habitación, las ligeras cortinas dejaban pasar la luz ya azul del amanecer por toda la habitación.

– ¿estás bien Erin? – menta, inhalé tratando de calmar mi corazón. – ¿ha sido un mal sueño?

Sentí el peso de Matt recargándose del otro lado de la cama, saliendo de mi periferia. Negué con la cabeza sin saber si me observaba. – no. – logré decir de cualquier forma. – soñé con mi padre, creo.

– lo llamaste un par de veces. – miré a Matt sentado en la cama, a penas cubriéndose un poco arriba de los muslos con una cobija. Se frotó la cara un par de veces, agotado.

– lo siento. – me incorporé hasta quedar sentada, cubriéndome los senos con ella.

Matt tenía esa mirada de niño perdido, sabía que algo estaba mal, estaba dejando demasiadas cosas para después, me estaba llenando de problemas como él lo había hecho antes.

– Necesitas hablar con alguien Erin.
– ¿cómo tu? – las palabras salieron solas, disparas al centro sin sí quiera habérmelas pensado antes, de cualquier forma traté de no lucir tan dura.

– ojalá hubiese tenido esa oportunidad. – Matt regresó a recostarse en la cama. – hoy pienso que me hubiese gustado tener esa oportunidad antes de explotar como aquella vez. – su mirada estaba muy perdida en un punto visible solo para su mente, me sentí mal por sacar aquello a borde. – lo lamento, no quiero que explotes un día también.

Asentí. – lo lamento también. – mis labios formaron una fina línea entre ambos. – no era mi intención abrir esas heridas.

Esta vez Matt me miró y las comisuras de sus labios tiraron un poco hacia arriba, casi formando una sonrisa. – algún día hablaremos de esto con más calma. – me miró asentir nuevamente. –¿me contarás tu sueño tan inquieto?

En realidad no quería tomar heridas y abrirlas sin más, no estaba lista para hablar de nada y de nadie en particular, tampoco de los problemas médicos, de mi madre y de la lista que por pequeña que fuera de sentía eterna para enumerar. Sin embargo, mentalmente anoté a esa lista una cosa más, "hablar más", aquella cosa por si sola causaba la ansiedad de si misma por no ser lograda, ni por querer serlo.

– ¿está mal tener sexo para olvidar las cosas? – suspiré tratando de desviar la atención.

– me parece que sí. – Matt ya estaba con media sonrisa– no es lo más recomendable.

– yo lo sé. – suspiré ruidosamente, me describí el cuerpo a propósito y me incorporé sin pena y consiente de mi desnudez. – supongo que tendré que irme –sonreí descaradamente cuando caminé descuidada hacia mi primer prenda en el suelo, escuché el ligero crujir de la cama y enseguida Matt estaba detrás mío.

– ¿no podemos solo hablar entonces? – Sin titubeos las manos de Matt me sujetaron, una directo  a mi cadera, mientras la otra levantó mi cabello dejando al descubierto mi nuca, donde como un imán sus diente comenzaron a mordisquear.

– preferiría dejar eso para después. – jadee mientras comenzaba a sentir la ereccion de Matt crecer.

Con un ligero empujón Matt me hizo caminar hacia puerta en su mayoría de color blanco, aún con el a mis espaldas, la moción comenzó a crecer dentro de mi. – vas a tener que ser muy silenciosa. – susurró Matt sobre mi nunca ya húmeda de sus mordiscos, aprisionó mi cuerpo contra la puerta mientras que con su mano en mi cabello me hizo echar la cabeza hacia atrás, con un ligero toque de su pie me hizo separar el compás de mis piernas y sin tener tiempo de pensar en algo más, su cuerpo se deslizó dentro del mío. Puse los ojos en blanco y contuve el gemido por la impresión, jaló más de mi cabello hasta que mi cabeza quedó por completa recargada en su hombro. Con cada segundo que pasaba mis pechos se presionaban aún más contra la puerta, le escuché maldecir cuando me temblaron las piernas,  dejé que su mano libre divagara entre mis nalgas y la unión de ellas, comenzó a dibujar círculos al mismo tiempo que me penetraba, no pude reprimir el gemido que salió de mis labios, lo cual solo provocó que Matt aumentara el ritmo, liberó mi cabello para tapar con su mano mi boca, en un intento de hacerme callar para que no nos escucharan, cada salida y entrada me hacía perder la cabeza, instintivamente lamí uno de sus dedos invitándolo a que los pusiera dentro de mi boca y así lo hizo, chupé sus dedos lascivamente logrando que de su garganta se escaparan un par de suspiros.

– si sigues así pararé, para que mejor me lamas. – jadeó mientras mantenía toda sus concentración en no perder el ritmo de las estocadas. Sonreí aún con sus dedos dentro y consideré hacerlo parar, sin embargo una parte de mi empezó a crecer y bailar de placer, no quería que parara ahora, mis caderas se pegaron con fuerza a su pelvis invitándolo a entrar aún más profundo, Matt quitó sus manos de mi boca y me apretó con fuerza la cadera mientras los jadeos se volvían mas rápidos, mordí con todas mis fuerzas mi labio al llegar al clímax y sentí a Matt desmoronarse a mis espaldas.

Nos quedamos un segundo así, tratando de recuperar el aliento.

– creo que prefiero el sexo. – suspiró Matt.

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