Presagio |Frerard•Gerbert| (FanFic)

Prólogo

Era un día martes de otoño, uno muy frío y ventoso. El viento soplaba las hojas y movía mi cabello violentamente dándole un aspecto rebelde. Me cubrí con mi bufanda de lana negra y di un sorbo a mi café. La tarde era perfecta... para pasarla en casa y no en la calle sufriendo por el terrible frío de mierda.

- ¿Dónde estará? - Dije volteando hacia ambos lados de la calle. Llevaba 20 minutos esperando a Frank, mi novio. Tenía tanto frío que la punta de mi nariz estaba roja y el café ya no calentaba mis manos, estaba cansado de cargar mi cuaderno en una mano y el café en otra. Suspiré y mi rayo de luz apareció por la calle principal manejando su Honda City negro.

- Ya era hora. - Dije arrojando mi cuaderno y mochila al asiento trasero para sentarme en el lado del copiloto.

- Lo siento. - Dijo Frank con una sonrisa en su rostro.

- Mmm, te perdono. - Dije juntando mis labios con los suyos, sintió mi nariz fría y término el beso para seguir conduciendo.

Y así era mi vida, peleas sin sentido, cariño, comprensión y amor, no había nada mejor. Era el paraíso de ambos.

Nos conocimos hace cuatro años en un concierto, tomamos unas cervezas y tuvimos el mejor sexo de nuestras vidas. Un año después dimos a conocer nuestra relación marcándonos como objetivo tener un departamento para vivir juntos en New York.

Nuestros padres milagrosamente habían aceptado nuestra relación y nos habían apoyado, había mucho amor por ambas familias. Donna, mi madre le preparaba a Frank deliciosas comidas siempre que la íbamos a visitar, mi padre le contaba chistes a Frank y Mikey, mi hermano menor, le enseñaba las piezas que componía en su bajo.

Por otro lado, Frank sólo vivía con su madre en una zona apartada de Jersey, su madre era la mujer más elegante y correcta que había, puede que no fueran precisamente una clase alta, pero la señora era muy correcta para todo, e igual puede que un tanto distraída. En fin.

Yo estudiaba arte, pintura específicamente y Frank estudiaba música en una universidad muy cerca a la mía. Éramos buenos artistas y uno complementaba al otro. Nuestro círculo social era muy extraño pero éramos los mejores amigos de todos modos. Teníamos a Bob quien era muy simpático y a Ray que siempre nos ayudaba, ambos estudiaban con Frank diferentes instrumentos. Y por último estaba Bert quien siempre  nos acompañaba a fiestas y de vez en cuando nos metía en problemas.

Vivíamos una vida en sueño, pero... ¿La felicidad dura para siempre? 

Esta es la historia de cómo mí, o más bien, nuestra perfecta vida se cayó en mil pedazos, mi querido Frank.

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Publicado el 08/05/2019