Epílogo "Revivir o una crisis existencial".

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Un año después.

- Recuérdame, ¿Qué pasó el día del juicio?

- Todo parecía marchar con calma... me sentía nervioso y las manos me sudaban.

- Dime la condena de Bert.

- Así que, joven McCracken. – Comencé a narrarle al doctor. - ¿Cómo se declara usted ante el testimonio del joven Way? - Preguntó la jueza.

- Inocente. – Respondió en el micrófono a lo que la jueza suspiró, nuestro caso había sido más tedioso de lo que a los abogados les hubiera gustado.

- Joven Way. - Dijo la jueza volteando a verme. - Su caso ha sido cuidadosamente estudiando, es usted un buen ciudadano, pero si sigue faltando a sus citas con el psicólogo por seguridad de todos y sobre todo de la suya, será internado en un hospital psiquiátrico o centro de rehabilitación. - Asentí con un leve sí.

- En cambio usted, joven McCracken, ha sido acusado de secuestro, violación, maltrato psicológico y físico contra Gerard Arthur Way, por incendiar la casa de la familia Way, agresión física a Michael James Way y el asesinato de Jepharee Howard... - Bufó. - Señor Robert Edward McCracken su condena será cadena perpetua. - Dijo la jueza.

- ¿Qué sentiste en ese momento? – Me preguntó el psicólogo.

- Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar esas palabras, como si la condena hubiera sido para mí.

- ¿Qué hiciste después?

- Me quedé estático en mi lugar, al lado de mi abogado. Estaba en shock.

- ¡Llévenselo! - Indicó la jueza a los policías que sujetaban a Bert por los antebrazos.

- ¡Gerard! ¿Estás bien? - Me preguntó el abogado mientras tocaba delicadamente mi hombro.

- ¿Qué? – Reaccioné. - Sí, estoy bien.

- Vámonos. - Me indicó y justo cuando iba a ponerme de pie alcé la vista para ver cómo se llevaban a Bert, lo observé sin expresión alguna y volví a bajar la vista, creía que si el contacto era mínimo podría superarlo más rápido...

- ¿Y qué pasó después? - Tragué saliva pesadamente.

- De la nada Bert apuñaló a uno de los policías con una navaja de afeitar atada a un cepillo de dientes...

- Sí, esa arma ya fue confiscada y tomada como evidencia. - Me interrumpió el psicólogo. - Por favor, prosigue.

- Cuando el otro policía lo iba a detener, él lo derribó de un golpe en la cara. Corrió hasta mi lugar, sin que nadie lo detuviera, mientras yo conservaba mi posición. - Hice una pausa para suspirar. - Cuándo estuvo lo suficientemente cerca mío saltó sobre la mesa y se impulsó contra mí haciendo que cayera de espaldas con todo y silla para proceder a sentarse sobre mi pecho.

- En ese entonces el abogado ya se había puesto de pie y sólo se encontraba a unos metros de ti, ¿No?

- Así es, entonces Bert inmovilizó mis hombros con sus piernas y posó la navaja sobre la delgada piel de mi cuello cuando los policías hicieron ademán de acercarse.

- ¿Y qué te dijo?

- Este no será nuestro final. – Comenzó frenético.

- ¿De qué hablas? - Le pregunté viendo cómo el sólo pasar saliva era tan difícil con esa maldita navaja sobre mí cuello.

- Esto aún no termina, no es coincidencia que sigamos soñando lo mismo, que tu pequeña conciencia sea una patada en el trasero cada vez que cierro los ojos.

Presagio |Frerard•Gerbert| (FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora