Presagio |Frerard•Gerbert| (FanFic)

Capítulo 11 "¿Por qué las heridas no sanan?".

El ambiente era frío, la superficie sobre la que estaba era dura y mi ropa estaba húmeda. El cuerpo a mi lado me compartía del poco calor corporal que le quedaba. Me sentía incómodo y cuando intenté moverme fue cuando logré abrir mis ojos. Estaba, estábamos en la caja, la misma en la que me habías encontrado. Tú estabas profundamente dormido a mi lado, apenas cabíamos los dos.

La caja estaba completamente destapada mostrándome un cielo estrellado. Cuando alcé la vista pude ver la neblina y la poca luz de la luna resaltar una silueta. De esta salía un humo blanco como si estuviera fumando, dándonos la espalda. La temperatura bajó unos grados más cuando intenté ponerme de pie. Quería ver el rostro de quien estaba fumando, pero mi cuerpo se sentía atado a la caja.

- ¡Si gano me deberás $15 dólares! - Dijo la silueta como si le estuviera hablando a alguien frente a él. - ¡Hijo de perra! ¡Eso es trampa! – Exclamó. Sólo haciendo de lado el hecho de que hablaba solo fue que me pude concentrar en la voz, esa voz gritada y ronca.

- ¿Bert? - Dije intentando ponerme de pie para verlo mejor.

- ¿Gerard? - Volteó la silueta a ver la caja debajo de la tierra. Era Bert, definitivamente era él.

- Bert... - Dije asustado, sus ojos azules parecieron resaltar en la obscuridad, él se veía diferente, lo que solía ser ese gran desastre azabache ahora era una mohicana rubia.

- Hasta nunca... - Y por ese momento gesticuló una enorme sonrisa la cual hizo que su aspecto cambiara de nuevo al desalineado y pelinegro Bert que todos conocíamos.

Arrojó su cigarrillo hacia nosotros. Y todo empezó a arder en llamas.

Sentí miedo, pude ver como las llamas quemaban mi ropa y mi piel, vi como en tu inconsciencia tu hermoso rostro era consumido por las llamas. Salí de la caja y vi la cabaña arder como nosotros. Estábamos solos y juntos de nuevo.

Sentí un enorme calor en el pecho, luego, latidos tan fuertes que sentía que mi corazón quería salir de su lugar y la sensación terminó con un enorme ardor.

[...]

- ¡Gerard!, ¡Gerard! ¡Quédate con nosotros! - Decían unas voces lejanas. Sentía humedad acumularse en mi nariz y boca.

- Vamos, por favor reacciona... - Decía una voz nerviosa. Una luz se movía de derecha a izquierda frente a mi vista.

- ¡Vamos de nuevo! ¡Despejen! - Y un gran dolor electrizante sacudió mi corazón. - ¡Revísenlo de nuevo! No paren con el bombeo de oxígeno. - Sentía mucho sueño, mis ojos se sentían tan pesados, pero cada vez que los cerraba veía las dos imágenes de Bert frente a mí.

Alguien forzó mi ojo derecho a ser abierto, una luz pasaba de nuevo de derecha a izquierda, la seguí con la vista, si era un ángel no le quería perder la pista.

- ¡Vamos Gerard! Quédate conmigo hijo. - Dijo una tierna voz que acariciaba mi mejilla húmeda.

- Pagarás por esto. - Dije más para mí que para alguien más cerca de mí. - ¡Una última vez! - Exclamó una voz gruesa que ya no sonaba tan lejana. - ¡Despejen!

El dolor electrizante pasó por mi tórax una última vez y un leve pitido hizo que todos soltaran el aire que tenían contenido. Otro pitido y mi vista se aclararon, estaba borrosa por las lágrimas.

- ¡Oh Dios mío! Gracias. - Dijo la dulce voz que seguía acariciando mi mejilla y apartaba el cabello de mi vista.

Cada pitido parecía significar una acción diferente.

Un pitido y me doy cuenta que ya dejaron de bombearme aire manualmente, me pusieron la mascarilla y me dejaron conectado a un tanque de oxígeno.

Otro pitido y la temperatura en la habitación baja, hay menos gente aquí.