Me gustaba pasear desnudo durante los días nublados, porque así las nubes quizás se fijarían en mí y me invitarían a pasar el resto de sus lluvias con ellas.
Me gustaba mirarme en el espejo después de ducharme, pues así me imaginaba que todo mi cuerpo te lloraba, y no solo mis ojos.
Me encantaba verte nadar, y pensar que perfectamente podrías morir ahí, si decidieras inhalar agua en lugar de oxígeno. Cómo nadar en un mar de cuchillas.
Me enamoraba imaginarnos paseando bajo la lluvia, estando perdidos en el desierto; justo como en mi libro favorito.
Me ilusionaba pensar en los ríos que lloramos juntos, o en los océanos en los que nos ahogábamos, aún sabiendo, que para ti solo eran charcas.
Me agradaba nadar y pensar que era como volar. Y luego pasar por todo lo demás, y decidir entre respirar agua o guardarme el oxígeno para otra ocasión.
Me sentía feliz nadando desnudo en mis lagunas mentales, y ahogándome en tus recuerdos, en las miles de gotas de lluvia que salían de los poros de mi cuerpo y, así, esperar hasta que las nubes me dijeron que no podía ir con ellas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
