Jamás se me ocurrió decirte esto, pero te amo. Te lo dije con otras palabras y en otras circunstancias, pero jamás te lo dejé claro.
Le temo al te amo. No porque sea una criatura nocturna que sólo sale de noche para cazar presas fáciles y alimentarse de sus debilidades. No porque sea el rumor más difundido por todos los medios aunque nadie le haya dado un fundamento científico, o al menos no uno que yo considere correcto. Tampoco porque sea la mejor mentira que se nos enseña desde chicos con el "a los niños les gustan las niñas" o el "cuando dos personas se aman mucho...". O porque sea lo que Dios quiere para todos sus hijos aún sabiendo que algunas personas definitivamente son incapaces de amar.
De hecho, no le temo al amor, sino solo al te amo. Le temo porque nadie me asegura que lo escucharé de vuelta, le temo porque nadie me confirma que alguien lo tomará en serio, le temo porque al decirlo me convertiré en un mentiroso, al igual que el resto, le temo porque sin él me muero, pero con él también, le temo porque su ausencia causa mas vacío en el pecho que un adiós. Le temo porque lo que empieza acaba, y dónde una vez hubo un te amo siempre hubo una despedida. Le temo porque jamás lo he escuchado y ni siquiera sé si existe, y todos le temen a lo que jamás han visto. A veces lo digo pero sin sentirlo, y le temo al momento en que tenga que usarlo. Le temo al te amo, pero no al amor.
El único problema es que casi siempre van tomados de la mano.
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