Tengo tantas ganas de arrancarte los recuerdos; de hacerlos míos, de convertirme en ti. Y es que tú seguiste con vida y me dejaste atrás, perdido entre mis ríos.
Me pesa mucho el verte tan contento, el verte alegre, el verte feliz. ¿Qué no entiendes que quiero todo lo que tú tienes? Envidia. Envidia. ¿Alguien más se siente así?
Y es que no. No me importa que me vean como un niño asustado. Porque lo soy. Le temo a todo: a las arañas, a los fantasmas. ¿Quién diría que ahora mi casa está hecha de telarañas?
Quiero sentir que puedo sentir. Quiero creer que no se ha terminado todavía. Que aún puedo crecer, que aún puedo querer. Muéstrame el camino para poder ver bien.
Ayúdenme a valorarme. Ayúdenme a sacrificarme. Mis manos, mis pulmones, ya no funcionan porque ya no tienen por qué hacerlo. Regálame un motivo para no asesinarme.
Devuélvanme mis cartas y todas tus rosas guardadas en cajas. Quiero que sigamos creyendo que si contamos las estrellas, nos volveremos eternos.
Que alguien me reanime, llevo muerto cuatro años enteros.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.