Mucho que decir

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Los seres humanos necesitamos mecanismos para desahogarnos, para descargar emociones, y si no lo hacemos, podemos sobrecargarnos, no aguantar más, explotar.
Si ya es difícil expresarse cuando se está enojado, o triste, imagínate si eres tartamudo.
Tienes mucho por decir, mucho por sentir, pero a la hora de hablar...
No sale nada.
Además...¿quien querría escuchar a un tartamudo tres horas intentando expresarse? Poca gente lo hace.
Sientes como tu cabeza comienza a llenarse de ideas y pensamientos y tú apenas manejas la situación, tú pecho comienza a doler, tu respiración se ralentiza, tus ojos se encharcan y tú cuerpo te pide desesperadamente un escape, así que decides buscar a alguien, para contarle lo que te sucede, tu desesperación empieza a sobrepasarte, ya sabes lo que tienes que decir, que de hecho no es poco ni nada fácil, tienes a esa persona enfrente, que ve tus ojos encharcados y te pregunta ¿que te ha pasado? ¿Porque lloras?
Sientes como tus emociones están apunto de ser liberadas, bajan a tu boca con mucha fuerza y presión. Comienzas a articular las palabras...y a medida que lo haces, tus ojos se encharcan más...
Llega el momento, el momento de expulsar las palabras, tus emociones, tus pensamientos...
L..l..lo...q...que..pa..pa..sa e..e..e..es...
Na..nada...no...es...n.n.nada ya s..se me p...pasará.
Otra vez, fracasaste, tus emociones a punto de desbordarse, deben eliminarse de alguna manera, debes acallar la mente de alguna forma, para no colapsar. Así que eso haces, te secas las lagrimas, respiras, tal vez un poco de ira, aprietas la mandíbula para manejarla, y sigues tu camino, como si nada hubiera pasado, mientras sabes que llegará un punto en el que no podrás retener todo lo que sientes.

Crónicas de una tartamuda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora