Aviso: si les interesa el tartamudeo o son tartamudos pueden escribirme por interno y hacemos un grupo de WhatsApp.
Cuando era más pequeña (7 a 10 años),
los niños comentaban sobre mi tartamudez, a veces me imitaban o me preguntaban por curiosidad porque hablaba así, pero a esa edad, no me importaban sus comentarios, yo no necesitaba la aprobación de nadie, mientras tuviera un amigo con quien jugar nada más importaba.Pero entonces fue, cuando cumplí 12 años, que me fui enterando que era diferente a todos, y que eso me iba a pesar el resto de mi vida.
En donde más la pasaba mal, era en clases, todo el tiempo lo pasaba en un estado agonizante rezando para que no me pusieran a leer. Muchas profesoras tenían compasión, y ponían la lectura de manera voluntaria, pero otras, lo único que hacían era ponerme a leer página tras página, lo que no solo me molestaba a mí, sino que luego todo el grupo, se molestaba conmigo por haber atrasado la clase.
Si la lectura era algo agonizante, las exposiciones eran quemarse en vida.
Solo imagínense, estar sentado esperando tu turno, saber que cuando te pares justo enfrente, todos esos ojos te juzgarán, unos sentirán tanta vergüenza ajena que apartaran la mirada, otros no aguantarán la risa y se reirán a carcajadas, mientras que la profesora, está ahí, sentada, mirando por debajo de sus gafas. Esperando que por lo menos digas una palabra sin tartamudear.
Recuerdo una vez, en clase de ciencias, salí a exponer sobre la teoría de Darwin sobre la evolución, yo ya esperaba el proceso que traía la exposición, nervios, vergüenza, frustración bla bla bla. Pero no, está vez todo fue diferente.
Al finalizar la exposición la profesora tuvo una maravillosa intervención.
"Julia, vas a volver a repetir la exposición, y esta vez sin tartamudear, porque se que puedes hacerlo, ya te he visto hablando fluido, no nos mientas"Al escuchar esto, mi corazón se rompió en mil pedazos, y mi cabeza estalló de la presión que sentía, por supuesto, al repetirla, cada vez se ponía peor mi tartamudez.
También recuerdo a mi profesora de sociales, era muy amable la verdad. Pero siempre que le hablaba me imitaba y se reía tiernamente como si eso me hiciera gracia a mi.
Y bueno, en cuanto a mis compañeros, las cosas variaban un poco.
Mis amigos más cercanos, se habían acostumbrado a mi tartamudeo, otros evitaban hablar conmigo para no tomarse horas y otros...eran simplemente groseros.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de una tartamuda
Historia CortaA continuación encontrarás historias de una chica tartamuda desde una perspectiva positiva.