La Gabardina.

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Somebody saaaaaaaaaave meeeeeeeeeeee

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Castiel abrió los ojos de golpe como si una alarma interna se hubiese encendido alertándole que era hora de despertar. Se encontraba en su habitación del búnker sola, ovillada en la cama con una manta encima intentando cubrirla mientras su desordenado cabello le hacía cosquillas en la nariz.

Se levantó despacio sintiendo que su cabeza daba vueltas, no recordaba absolutamente nada antes de caer inconsciente, sólo que hacía mucho frío en donde sea que estuviera antes de llegar al búnker. Recordaba un sueño en donde volvía a tener la apariencia de Jimmy y Dean estaba feliz, lo abrazaba y le decía que no volviera a desaparecer. Castiel no recordaba la última vez que tuvo un sueño, sabía que fue cuando perdió la gracia pero lo cierto es que no los recordaba pero aquel sueño había sido hermoso porque Dean lo quería de la manera en que Cass esperaba, porque no prefería su forma femenina.

Castiel bajó de la cama con cuidado sintiendo el suelo frio en la planta de los pies, suspiró mientras volvía a enfrentarse a su reflejo preguntándose qué había de malo en aquella apariencia y por qué se odiaba tanto. Aquel día se sentía diferente, parecía diferente al contemplarse en el espejo pero no sabría decir qué había cambiado. Seguía siendo Cass pero algo dentro de ella no se sentía como Cass.

La chica reflejada en el espejo usaba una camiseta demasiado grande para pertenecerle, de hecho Cass sabía que no era suya pues Dean se la prestó en una ocasión, iba sin pantalones y sus pies, tan pequeños que se veían graciosos, pisaban el suelo helado de su habitación mandándole una sensación de frio al cuerpo como si intentara advertirle que aquello les haría daño después. Se apartó el cabello del rostro con molestia y se analizó a conciencia como si estuviera dispuesta a buscar algo que no le pareciera en aquel rostro.

Cuando me miro al espejo encuentro un millar de defectos en él; la forma del ojo, la boca, la nariz, las cejas, Uff. No terminaría nunca si se los enumerara. Y estoy segura que cuando tú te miras al espejo lo primero que captas es lo que no te gusta, tus defectos. ¿Por qué lo hacemos? No lo sé, la verdad, ¿tanto nos cuesta mirarnos al espejo y decir que nos vemos fabulosos? Quizá ese sentimiento viene desde lo profundo de nuestro ser porque tal vez en algún momento ese rostro, ese cuerpo, no fue suficiente y desde entonces nos dedicábamos a criticarlo, como si tuviera la culpa de algo.

Bueno, Cass estaba haciendo algo así en ese instante. Miraba con los ojos entrecerrados la forma en la que su cabello caía en una cascada encrespada de negros cabellos causándole molestia, perfiló su nariz con los dedos descubriendo que estaba un poco rara, demasiado bonita y sus cejas ahora eran demasiado delgadas. Tenía una boca bonita, eso sí, pero sus ojos parecían más grandes en aquella cara.

¿Qué había de mal en aquel rostro? ¿Por qué no le gustaba a Dean? Era mil veces más bonita que las chicas con las que se solía enrollar, y tenía el bono de ser un ángel por lo tanto casi indestructible. Debería de contar en algo ¿verdad?

Se envolvió con ambos brazos cruzándolos bajo su pecho y vio lo que tal vez causaba la molestia de no resultar atractiva. Tenía muslos gruesos, caderas anchas pero cintura pequeña lo cual le daba una forma rara, casi espantosa. Sus pechos eran demasiado grandes, no podía concebir cómo alguien quisiera unos pechos de ese tamaño si resultaban realmente estorbosos. Se mordió el labio inferior mientras sus ojos se llenaban de lágrimas sin saber muy bien por qué, tal vez porque algo dentro de ella susurraba cosas que le rompían su ahora muy sensible corazón.

Castiel sabía que no importaba el nuevo envoltorio, Dean jamás se fijaría en ella de la manera en que quería. Era doloroso porque nunca sería suficiente, nunca bastará para alguien porque estaba roto de mil maneras distintas desde antes de parecerle bonito a alguien. Y Cass quería llorar por eso, porque nunca iba a bastar, porque él nunca iba a amarla como ella lo hacía, porque a pesar de haberle salvado la vida en más de una ocasión y haber muerto por él no sería suficiente y no entendía por qué.

Sigue siendo Cass.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora