Con o sin gracia.

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Wiii, lo siento, no pude dejar de escribir después de ayer así que esto salió.

Bien, ¿a alguien más le hace llorar la canción de multimedia o solo somos mis hormonas y yo?

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Aquella habitación de colores sepia con decoraciones un tanto campestres y vaqueras era iluminada con los débiles rayos de sol que se colaban por las cortinas beige que decoraban la ventana; en aquella habitación había una cama matrimonial con las sábanas revueltas y con algunas prendas al pie de éstas; en ella había dos cuerpos, uno boca abajo abrazándose a la almohada dormido profundamente haciendo que su pesada respiración inundara de sonido la habitación mientras que a su lado una hermosa mujer de cabello negro cual carbón y ojos brillantes tan azules como el océano atlántico se encontraba sentada envuelta en la sábana blanca mientras abrazaba sus rodillas y recargaba la mejilla en ellas. Aquella mujer no dormía, ni siquiera había cerrado los ojos en todo el rato que llevaba en esa habitación, se encontraba concentrada en el hombre que la acompañaba asegurándose de que nada perturbara su sueño.

No podía dormir, Cass volvía a tener su gracia a su entera disposición pero se sentía diferente, como si algo dentro de ella se alimentara de la gracia y la duplicara para que no sintiera la perdida. Era un tanto abrumador sentir que su gracia iba y venía alimentado algo dentro de ella y al mismo tiempo manteniéndola encendida. No entendía qué era lo que ocurría pero no iba a cuestionar a Sekhmet, si ahora podía tener su gracia no iba a quejarse.

Suspiró y se dedicó a ver a Dean dormir, sonriendo un poco al recordar la noche anterior, sintiendo que los vellos de su cuerpo se erizaban ante los recuerdos de aquellas caricias, caricias que se sintieron como si acariciaran a Castiel, no al cascaron que lo cubría. Miró a Dean removerse entre sueños y con eso vio los músculos de su espalda tensarse, como si lo que estuviera viendo fuera desagradable, para después relajarse y suspirar haciendo que sus labios se curvaran en una delicada sonrisa.

Cass se sentía tan enamorada de Dean. Sí, enamorada, esa era la palabra para aquel sentimiento humano y sentía un poco de culpa ahora que tenía su gracia de vuelta. Sentía culpa porque Dean no estaba enamorado de ella, al menos no de Castiel, y la chica se sentía culpable por haber hecho aquello con Dean, no se arrepentía, nunca lo haría pero sí desearía que las circunstancias fueran otras. ¿Por qué tuvo que ser mujer para que Dean la notara de esa manera? Era exactamente igual a cuando fue hombre, tal vez un poco menos seria pero seguía siendo Cass, nada había cambiado dentro de ella, sólo por fuera entonces...entonces ¿por qué Dean nunca quiso al otro Castiel?

Aquella era una pregunta que le estrujaba el corazón de manera dolorosa, como si le cortaran el aliento. Cass había muerto unas cuantas veces y cuando se preguntaba por qué Dean no lo quiso antes era como morir de nuevo porque Cass sabía la respuesta. Siempre la supo y prefirió hacer de la vista gorda, tener fe en Dean y en todo lo que habían pasado, creer en que era capaz de diferenciar entre lo que era Cass y lo que era su recipiente pero se equivocaba. Joder, dolía, era esa espina en su corazón siendo encajada una y otra vez mientras lo veía dormir y sentía como la llamaba desde las brumas de su sueño, como siempre hizo. Dean siempre llamó y ella siempre respondió aunque él creyera que no fue así, siempre fue a donde sea que él la ocupara sin pensar en las consecuencias y ahora...ahora sentía que era diferente, tenía que serlo.

Dean se removió unos segundos entreabriendo los ojos, encontrándose con la mirada azulada de la chica que lo contemplaba dormir. El cazador se perdió unos segundos en la curvatura que hacía la espalda de la chica al estar ella inclinada y en como todo su cabello le caía por un costado de la cara, se sintió como si aún estuviera dormido pero ella le sonrió con los ojos llorosos, como si algo le estuviera lastimando. Frunció el ceño apoyándose en sus manos para incorporarse y poder mirarla mejor.

Sigue siendo Cass.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora