Se sentía la mujer más feliz del mundo, realizada y complacida. Tenía una vida tranquila y relajada, un hombre que la cuidaba y la satisfacía sexualmente. Pero lo más importante es que había cumplido el sueño de vida, tenía una tienda de antigüedades, hace poco más de un año, no rentaba lo que esperaba, pero permitía cubrir los gastos básicos y la llenaba de orgullo.Cada artículo de la tienda era un tesoro para ella, los limpiaba, cuidaba, ordenaba e incluso restauraba. Jugaba con ellos y los cambiaba de lugar constantemente. Les tenía tanto cariño que cada vez que alguno de ellos era vendido, sentía una parte de ella irse también.
Su casa era simplemente eso, "su casa", la tienda su hogar. Su pareja era su apoyo, su amigo y amante, la tienda su amor. Pasaba la mayor parte del día allí, entre sus cachureos como pensaban algunos "que para ella eran tesoros", entre historia, recuerdos, nostalgia y felicidad.
Un día que decidió hacer inventario, se quedó en la tienda toda la noche. Aprovechó de limpiar los rincones, cambiar muebles de lugar y re decorar. Estaba exhausta y hambrienta, pero orgullosa del trabajo que había logrado, parecía una nueva tienda. Se sentó en su escritorio a comer un rico sándwich de ave pimentón con un delicioso té de durazno. Antes de acostarse en el sofá que tenía en frente, decidió llamar a su novio, quién, como siempre se mostró interesado en el resultado obtenido y quiso saber cómo había quedado todo. Aunque ella tenía bastante sueño y quería dormir, se explayó más de lo necesario, relató lo que había realizado y como había dejado el local. De tanto en tanto, él la interrumpía para alagarla, decirle una y otra vez que le encantaba esa pasión que ponía en su trabajo y en las cosas que amaba. La comunicación siempre fue la mayor fortaleza en la relación de ambos, el respeto y la comprensión por sus espacios los hacía cómplices. Cuando ella terminó su relato, se despidieron con un tono de voz sugerente exponiendo que estarían juntos al día siguiente, pero antes de colgar, la mujer tuvo un cambio sorpresivo. Generalmente él tomaba la iniciativa y ella se dejaba llevar. Quizás la satisfacción del momento y haberse relajado con la conversación la hicieron pensar en sexo. De un minuto a otro ella le dijo muy sensualmente que lo necesitaba a su lado, y él: desnuda y dispuesta. El juego fue intensificándose, insinuaciones y fantasías comenzaron a describirse y sin previo aviso se encontraron masturbándose cada uno al otro lado del teléfono.
Cuando él hubo terminado y cortó la comunicación, ella se defraudó un poco. Ni siquiera había llegado a la mitad de su excitación y sin remordimientos siguió masturbándose, imaginándose en lugares y situaciones desconocidas. Lo que la provocó más aún fue que estaba en su tienda, entre sus cosas, entre lo que más deseaba.
Su entrepierna lubricada, a punto de llegar al clímax le exigía ser saciada como un ser autónomo e independiente. Su otra mano sostenía el auricular del teléfono que llevó a su sexo y comenzó a frotarse con él. Aquello la calentó tanto que dejó el aparato mojado por completo. Al cabo de unos minutos tuvo el orgasmo que tanto ansiaba.
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arteFUCKtos
General FictionarteFUCKtos son 14 cuentos de ficción sexual, el que retrata sin pudor ni vergüenza, las historias de particulares personajes que transitan por el devenir fantástico y descarnado de multifacéticos escenarios, mostrándolos al desnudo en un mundo sin...