Capítulo 4: Sentimientos incompletos

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La primera gran confrontación con la secta Wen se avistaba cercana. Entre todos existía una sensación de desasosiego por el futuro. Muchos sabían que quizás no volverían a ver a sus seres queridos. Ese sentimiento no era ajeno para Lan Xichen. Llevado por ello, antes de marchar a la batalla que marcaría un hito a favor en la guerra contra la secta Wen, se despidió de su hermano. Conocedor de los sentimientos del menor, le alentó a no perder la esperanza de encontrar al joven Wei.

Sin embargo, no solo sintió necesidad de despedirse de su hermano, sino que su corazón le señaló otra persona a la cual quería ver por última vez si es que debía de sacrificarse por el bien mayor. Aquel ser era Jiang Cheng.

Antes de comentar algo, le observó detalladamente, queriéndose grabar su imagen para que le acompañe en la soledad: Este lucía decidido, pero veía cierto temor en su mirada.

—Gracias por cruzar estas últimas palabras conmigo, Jiang Cheng.

—Usted suena demasiado dramático. No es como si no nos volviéramos a ver. —Murmuró el omega que se sentía ligeramente más cómodo con aquel alfa que con todos los demás seres humanos en ese instante.

—Realmente espero que así sea. Cuídese. Sé que usted también desea encontrar al joven Wei.

—Es mi hermano. —Suspiró. En ese momento se sentía ansioso por no saber nada de su hermano. Sin embargo, se negaba a creer que este no existiera más.

—Lo entiendo. Cuando estuve escondiendo y buscando ayuda de otras sectas, siempre pensaba en cómo se encontraba Wanji, como estaba asumiendo la muerte de nuestro padre.

Jiang Cheng quiso acercarse más, darle alguna muestra de soporte, pero se vio imposibilitado. Su corazón estaba herido por todas las perdidas recientes, no sabía cómo darle apoyo a otro. Esa frustración le carcomió, ya que un alfa siempre espera consuelo de su omega.

—Debo de irme. —Anunció LanXichen.

Por instinto, el omega le retuvo de su túnica. Le necesitaba, no deseaba dejarle ir. Se sentía ligeramente aliviado cuando sentía su presencia cercana.

—Gracias por encontrar y proteger a YanLi. —Se apresuró a decir.

—No lo hice yo, fue Wanji. Me alegra que pronto vaya a reunirse con ella. Intenten no hacer nada demasiado imprudente y aseguren el perímetro de la zona donde formarán el refugio.

—Todo eso, también gracias. —Continuó Jiang Cheng sin poder soltarle. ¿Porqué no podía quedarse a su lado?

Se sentía vulnerable, deseaba algo a lo que no podía ponerle nombre. Sus defensas bajaban de forma automática ante la presencia de aquel alfa. Ese instinto que le mantenía vivo le dictaba que no encontraría lugar más seguro que al lado del primer maestro. Esto se debía simplemente a su lazo de destinados.

Todo ese cúmulo de sensaciones pasó por su rostro y su mirada turbia. Su aroma delataba una mezcla de necesidad por protección. Le avergonzaba tanto aquello. Pero no podía evitarlo.

—Ahora mismo, Jiang Cheng, deseo hacer algo impropio que quizás no puedas perdonar.

Antes de que pudiera comprender a profundidad las palabras del mayor, el joven omega sintió como sujetaba su mentón con firmeza pero sin dañarlo. En un instante, sus labios fueron tomados, su primer beso era hurtado por el primer maestro Lan sin que pudiese defenderse. Fue un pequeño toque tan suave y dulce que le dejó deseando repetirlo.

— ¿Fue su primer beso?—Susurró el primer maestro a su oído, haciéndole vibrar vergonzosamente. No estaba en un momento en que debería mostrarse como el virginal omega que era.

El maestro del Muelle de Loto (Hiatus Indefinido) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora