8.- Bailar toda la noche.

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- Gracias por llevarme en auto hasta la fiesta Temo.

- Ni lo digas, si no fuera por ti mi papá no me suelta las llaves, "Aristóteles es un joven muy responsable y trabajador, deberías juntarte más con él a ver si aprendes algo" - arremedó con su mejor voz de Papancho posible - eres su ídolo.

- No es para tanto, te quiere mucho Temo.

- No tanto como a ti al parecer - soltó con un dejo de resentimiento.

Era un sábado especial, Temo había cumplido su promesa de llevar a Ari a la fiesta a la que fue invitado, no creyó conveniente decirle que era de Fabiola ni tampoco pensó oportuno decir que no le había avisado a Diego, la razón, está era la noche en que iba a disipar muchas de sus dudas y no quería que su amigo lo viera cometer varias locuras como haber tomado el carro de su padre y conducir hasta las afueras de la ciudad.

Hablando de su padre, lo que le dijo López al rizado era cierto ciento por ciento, Papancho no paraba de decir y presumir que Ari siendo tan joven era un muchachito muy brillante para los negocios y que ya quisiera que su hijo tuviera la iniciativa que tiene Córcega; sabía que no era culpa de él sino de Papancho aunque eso no significaba que no hubiera algo de reclamo de por medio.

- No creí que Toluca fuera así de grande, ¿seguro que sabes dónde estamos?

- Por supuesto, pero ya te había dicho que la fiesta era algo lejos - bajó el volumen de la música para ver mejor, esperen ¿qué?, pues si así es el contrasentido - además traemos coche no te alteres, mira ya llegamos.

En efecto había varios automóviles rodeando una de las casas que brillaba por el exceso de luces, el ruido de la música se hacía presente y muchos jóvenes entraban y salían. Temo no lo iba a aceptar, pero hoy era su primera fiesta como adolescente.

- Llegamos.

- Llegamos - repitió López entusiasmado.

Ambos bajaron para entrar a la casa que dicho sea de paso fue adornada para la ocasión, luces neón desde la puerta y por todo el jardín hasta la entrada que encaminaban el sendero previo a atravesar el portón y después de ello farolas de color morado, verde y rosa cayendo de las paredes deslumbraban dificultando la vista. En el recibidor un mesa con infinidad de botanas, dulces, frituras, pasteles y bebidas igual llenas de pequeños bastoncillos de luz neón.

Cuauhtémoc se sentía en una película de adolescentes americanos, todo le parecía fantástico y llamativo; sin embargo actuaba como si cualquier cosa con Aris pues antes que todo su papel de chico de mundo tenía que persistir si es que quería impresionarlo.

- Si qué saben organizar fiestas en Toluca - Córcega agarró una de las bebidas - wow están buenas deberías probar una.

- Gracias - Temo lo imitó y el líquido parecía adormecer su lengua pues no estaba acostumbrado a cosas tan dulces - oye si están ricas.

- ¿Y de quién es la fiesta?, digo hay que saludar al o la festejada - llevó un puñado de frituras a su boca - ¡cuidado!

Alertó a López que estaba atragantándose al darse cuenta que efectivamente tenían que verse con Fabiola, que aunque era uno de sus objetivos no debía de pasar con Ari de por medio.

- Lo siento, es que...

- Vamos a dentro parece que hay música.

No podía negarse a nada que le pidiera Aristóteles y eso debía cambiar, como ahora que estaba caminando apretado entre varios muchachos que conocía de vista únicamente y que en otras circunstancias jamás hubieran coincidido en algún lugar; para terminar con sus preocupaciones causadas por no decir que no a una petición de su amigo el universo le entregó otro pequeño contratiempo.

"¡Knock-knock!" - Fanfic ArisTemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora