Día 13. Con el pasivo encima ~Daddy Kink~

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—Daddy~— Susurró el menor en voz bajita para no despertar a Bonnie, Loon y Golden. Los cuatro babys habían acordado hacer una pijamada en casa del ojiazul para pasar una noche de diversión juntos. Pero se había prolongado demasiado, ya que luego de una ronda de películas cliché románticas, juegos con juguetes sexuales, besitos y más películas cliché románticas, los cuatro cayeron rendidos ante el sueño. Estaban demasiado agotados para esperar a sus Daddys así que decidieron dormir todos juntitos.

Pero como siempre, a la mente del pequeño osito llegaron imágenes de su Daddy azotándole, acariciándole y follándole duro. Eso le prendió de inmediato y provocó que su miembro despertara juguetón. Ahora se encontraba con una de sus manitas dentro de sus braguitas, acariciando la puntita de su pequeño miembro, mientras la otra cubría su boca, en un intento de que sus gemiditos no fueran audibles para los otros tres menores a sus espaldas.

—Mmhgm~— Susurró mientras continuaba masajeando su polla por dentro de las bragas. Tenía mucho calor a pesar de estar a mitad del otoño, con medias de algodón y una sudadera blanca con detallitos rosa. A su mente llegaban todas esas palabras sucias e indecorosas que le susurraba su daddy mientras le follaba. No pudo evitar soltar un gemidito sonoro. Sintió a Golden removerse a sus espaldas y miró por encima de su hombro para confirmar que el pelidorado cenizo estaba profundamente dormido.

—¿D-Debería irme a la habitación de mi daddy?— Pensó el menor mientras miraba a los tres babys detrás suyo dormir plácidamente. Con mucho cuidado de no hacer el menor movimiento que pudiese despertar a los demás, salió de la cama, se puso sus pantuflas de conejito y a pasitos de puntitas y con mucho cuidado de no tropezar con ninguno de los juguetes sexuales regados en el suelo, salió de su cuarto camino al de su daddy.

Una vez ahí, abrió la puerta y se percató de una cosita: la puerta estaba cerrada. Cuando se fue a dormir, había dejado la puerta del cuarto de su Daddy abierta para que cuando llegase, pudiese escucharlo. Tal parece que se concentró demasiado en no hacer ruido como para notar la llegada de su Daddy.

Miró por el rabillo del ojo en dirección a las escaleras y bajó silenciosamente. Ahí estaban Gold, Bon y Deus, durmiendo los tres en cada pieza del living, roncando como los animales que eran.

"Patéticos" pensó el pequeño, "Mi Daddy nunca estaría en esa posición tan ridícula"

Grande fue su sorpresa al entrar al cuarto de Fred y encontrarlo boca abajo en la cama, con su camisa gris medio levantada, dejando ver parte de su marcado abdomen, sus jeans negros rasgados medio puestos, su cabello desordenado y él roncando cual oso hibernando.

"D-Daddy..." Pensó entre avergonzado y excitado.

Al fijarse bien en la posición de su mayor, se percató que Fred no llevaba ropa interior, y sus jeans estaban desabotonados, dejando ver el marcado pene del mayor.

Sintió el suyo propio punzar y se adentró al cuarto con cuidado de no hacer mucho ruido. Caminó hasta la cama matrimonial y a gatas se posicionó sobre Fred, restregando su cuerpo contra el de su Daddy.

—Daddy~ Despierte~ Baby quiere jugar~— Ronroneó en voz bajita mientras frotaba su entrepierna contra una de las tonificadas piernas del mayor. El pelinegro se removió incómodo mientras lentamente abría los ojos, intentando acostumbrarlos a la poca luz que se colaba por ranura de la puerta, dando directamente en su rostro. 

—Baby~... ¿Qué haces despierto a esta hora, tesoro? Mira la hora que es...— Susurró el mayor mientras frotaba sus ojos con una de sus manos. Miró el reloj y sus ojos se abrieron como platos al fijarse en la hora. ¿Las 3 de la mañana? ¿Tanto había dormido? —Debes ir a dormir... Es muy tarde y tienes que dormir... Hoy no tomaste tú siesta...

30 Days of OTP |Frededdy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora