Día 32. Oral ~Lésbico~

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Ambas se miraban con complicidad. Sabían lo que hacían. Sabían que lo que hacían estaba mal. Pero no podían simplemente parar. Su sangre se calentaba cuando estaban cerca de la otra, sus cerebros dejaban de funcionar y sus hormonas a tope ganaban la batalla campal por el control de sus cuerpos. 

La música electrónica resonaba a la distancia, pero parecía un sonido efímero para ellas debido al inmenso placer. El temor a ser descubiertas siempre las electrizaba, provocando grandes oleadas de placer en sus cuerpos.

Frida saboreaba los fluidos que salían de aquel delicioso coño. Ese coño le pertenecía. La mujer frente a ella le pertenecía. Pero aún no lo sabía. 

La castaña frente a ella se movía al compás de la música, para sentir aquella amaestrada lengua tan dentro de su encharcado pero delicioso coño húmedo. Su vagina se sentía tan bien al momento de sentir la lengua de la mayor adentrarse en ella, como una fuerte corriente eléctrica que cruzaba todo su cuerpo. Se sentía bien y ella lo sabía. Pero ambas eran mujeres, por Dios. Además de todo, hermanastras. ¿Cómo podía sentirse bien hacerlo con una mujer que además de todo duerme a tu lado todas las noches? 

No os hagáis ideas, sus camas están una al lado de la otra. Perversos. 

—¿Lo disfrutas?— La pelinegra no tuvo que alzar la voz, estaban lo suficientemente alejadas de la fiesta para que sus voces se escuchasen, aún en susurros.

—Mucho..— Admitió la pelicastaña con algo de vergüenza. No le daba nada de bochorno el acto. No era la primera vez que tenía una relación lésbica, mucho menos la primera vez que tenía relaciones sexuales. Era lesbiana desde muy temprana edad y amaba serlo. Ser lesbiana no dolía.

Lo que le daba mucha pena admitir es que estaba follando con su hermanastra, y lo disfrutaba como si fuera con una pareja. 

—Entonces creo que es momento de pasar a la siguiente fase~— Frida tomó a su pequeña hermana y, a escondidas de los invitados, la llevó escaleras arriba hasta uno de los cuartos de la enorme residencia y, tras encerrarse bajo llave, la empujó casi a cuestas a la gran y mullida cama. 

Sin perder tanto tiempo, las dos comenzaron un fogoso y caliente beso que, sin darse cuenta, dio paso a un caliente y mojado 69. Ambas estaban demasiado ensimismadas en el placer como para darse cuenta de lo que sus cuerpos hacían involuntaria. 

—Ah~ Qué coño tan rico, joder~— Gemía la mayor mientras lamía el coño húmedo y suave de la castaña, quien para ese momento sólo gemía entre lametones. Frida se aferraba a los enormes glúteos de la morena, quien sólo se dedicaba plenamente a satisfacerla. Parecía inconcebible que una jovencita de 18 años recién cumplidos estuviera teniendo sexo con su hermanastra de 21. Pero vamos, podría haber sido peor. 

Menos mal que no puede preñarla. 

—Oh, qué rico me la comes, Sigfrid~ Sigue así, me encanta~— La mayor retomó posición y se sentó sobre el rostro de la más joven, restregándole su coño para que lo lamiera más y más, sin importarle el ruido que estuviesen haciendo. 

—¿Ajá? ¿Te gusta como te la como, mami?— Masculló la pequeña entre oleadas de intenso placer. Ni ella se creía lo que estaba diciendo. —Cómemela rico a mi también~ 

Entonces Frida rompió la posición y se acostó boca abajo mientras la menor se abría de piernas tanto como podía, dejando ver su delicioso y mojado coñito. —Cómete esto~— Sigfrid palmeó su vagina descaradamente. Quería tentarla. Esa cría tenía su as bajo la manga y sabía seducir. No por nada era tan deseada en su colegio. Tenía lo que toda mujer moriría por tener en proporción. 

Pechos enormes y firmes, una cintura de infarto, caderas seductoras, trasero voluminoso y suave y sobre todo un rostro angelical que ocultaba a su verdadera bestia. 

Frida sin expresar palabra alguna se acercó a gatas a la morena y comenzó a chupar su clítoris con fuerza, succionando de vez en cuando y dando duros y largos lametones. Sigfrid tomaba su azabache cabellera entre sus dedos y la acercaba más a ella. El placer era inigualable.

Nada como una comida de coño para limar asperezas con tu hermana. 

—Ay, si~ ¿Te gusta comerle el coño a todas?— Murmuró la joven mientras gemía dulce y apasionadamente. Se conocía perfectamente los antecedentes de su hermana. A ninguna de ellas le iban las pollas. Así que para saber tan bien como complacer a una mujer, debías haber estado con una al menos una vez. 

O bueno. A veces.

—Sólo me gusta comértelo a ti, preciosa~ Sabe tan bien~— Gimió mientras lamía con fuerza su coño de arriba a abajo y a los costados, como si estuviera chupando una piruleta. 

—Mghm~ Así~ Ay si, qué rico~— Gimió mientras acercaba más el rostro de su hermana mayor a su coño. 

Mientras tanto con su otra mano acariciaba su clítoris. 

Había tomado una posición un poco más cómoda, quedando con sus piernas al aire y completamente abierta a su hermana. La veía perfectamente metiendo curiosa sus dedos en su interior mientras le comía el coño. 

Y cuando estuvo por venirse, Frida se separó repentinamente, sorprendiéndola. 

—¿Porqué te detienes?

—Cómemela a mi también~— Para que Sigfrid no se moviera, Frida se colocó frente a ella de pie sobre la cama, abrió sus piernas y apoyó una en el respaldo dejando a la vista su coño. La menor resopló antes de darle la primera lamida. Frida sonrió, tomó los castaños cabellos y los acarició. 

Sigfrid lamió con ahínco y con vivacidad el encharcado coño de su hermana. Coger así era tan placentero que a cualquiera mojaría. 

—Ay, sí~ Más~ Qué rico~ Sigue así, Sigfrid~— Gimió la mayor mientras miraba de reojo a su hermana con una sonrisa. Se estaba masturbando mientras le comía el coño y eso la ponía al mil. —Corrámonos juntas~

—Vale~— Sigfrid siguió lamiendo y chupando el clítoris de la mayor, mientras ella misma se metía dedo para darse algo de placer. 

Entonces, en la cumbre del orgasmo, ambas tomaron posiciones involuntariamente, otra vez colocándose en un 69, mientras lamían sus dulces coños como si fuesen a morir.

—¡Carajo, si! ¡Ah~!— Gimió la mayor, a la par que masturbaba rápidamente el coño de su hermana, viendo cómo esta sufría los típicos espasmos del orgasmo. 

Ambas se dejaron caer en la cama, intentando recuperar el aliento.

Era la quinta vez en el día y claramente estaban cansadas. 

—¿Te ha gustado, Sigfrid?— La mencionada miró a su hermana y, luego de besar su coño dulcemente, se acostó sobre su hermana, viendo sus pechos amoldarse perfectamente. Luego los frotó ligeramente, sorprendiendo a la mayor.

—¿Lo repetimos luego?

—¿Cuánto tiempo es 'luego'?— Ambas rieron y juntaron sus labios y lenguas, en un dulce y candente beso. 

La noche es joven. 

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He vuelto hoy con otro día sorpresa. Sé que ya terminé el bendito 'challenge' pero es que esta historia me encanta >///^///< Además un amigo me ha dado la idea. Un capítulo corto pero creo que bien logrado. No lo sé. Tengo sueño T-T Quiero mimir.

¿Os ha gustado? Os seré sincera, pienso hacer hasta un día 40. PERO me estoy secando de ideas, ¿Me ayudáis? Agradecería mucho vuestra retroalimentación.

¿Os ha gustado el cap? No tenía planeado que fuera lésbico pero me he dado cuenta que tenía que volver a poner a Frida y Sigfrid mínimo una segunda vez.

¿Alguna sugerencia para el día 33? Dejádmela en los comentarios. 

Os amo mucho!

Kurogawa Yuri. 🌸⭐️🐙

30 Days of OTP |Frededdy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora