Día 8. Felación.

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Freddy y Fred iban camino a una reunión de la empresa donde trabajaba Fred. Ambos se habían peleado debido a una tontería y desde hace días no se dirigían la palabra. Y ambos estaban desesperados.

Cuatro días sin contacto alguno estaban volviendo loco a Fred, quien en realidad era el responsable de aquella situación y no podía sentirse más mierda por eso. Pero hoy luego de la reunión planeaba hablar con Freddy y arreglar las cosas. Después de todo él debía dar el primer paso, ¿No?

Ya en el edificio de la empresa y, sin dirigirse palabra alguna, ambos bajaron del vehículo en el que iban y caminaron al elevador. La distancia entre ellos era tortuosa, ya que tanto el sumiso como el dominante estaban acostumbrados al contacto desmesurado incluso en sitios públicos. Así que ahora estar tan distantes uno de otro era muy tortuoso para ellos. 

Ya llegados al nivel en donde se daría la reunión, Fred guió a Freddy en silencio hasta la sala. Ambos se sentaron uno al lado del otro y esperaron pacientemente a que la dichosa junta empezase. 

Pasados unos 20 minutos y luego de que la junta comenzara, Freddy dejó de prestar atención a lo que discutían y, en vista de que su acompañante se encontraba en las mismas, fingió dejar caer al suelo su celular y, gracias a la tela que cubría la mesa se hincó en silencio hasta quedar entre las piernas de Fred. 

El mayor al darse cuenta de aquello, dio un brinco en su lugar y miró hacia abajo, encontrándose con una curiosa mano desabrochando su pantalón y posteriormente retirando sus bóxers de encima suyo, dejando al aire su miembro semi erecto.

Freddy dejó ver su rostro y sonrió con lujuria, Fred intentó inútilmente alejarlo y, en vista de que Freddy no se detendría, decidió solo ignorar al menor hasta que la junta terminara.

Pero, oh sorpresa que se llevó cuando sintió la lengua del menor lamer el glande desde la base hasta la punta como si de un caramelo se tratase.

—F-Freddy... Aquí no— Susurró Fred lo más bajo que pudo para que solo el nombrado pudiese escucharle.

Freddy hizo caso omiso y metió todo el miembro de su novio en su boca. O bueno, al menos todo lo que pudo. 

Freddy comenzó un vaivén lento mientras Fred se sostenía con fuerza a la silla y mordía su labio inferior para evitar gemir y causar un escándalo en plena reunión. Pero es que le era imposible cuando la deliciosa boquita de su pequeño osito succionaba con afán su polla ahora dura. 

—F-Freddy... Aah...— Gimió en silencio, mirando a su alrededor para asegurarse que nadie le había escuchado. Tomó por debajo de la mesa la castaña cabellera del menor y lo empujó hacia él, introduciendo casi completamente su miembro en la boca de Freddy.

El menor continuó con lo suyo, subiendo y bajando, lamiendo y chupando la extensión con deseo. Jugueteaba con la punta del glande y de vez en cuando mordía para proporcionarle más placer a su mayor, quien de no ser porque se encontraban en un lugar público, estaría hecho un mar de gemidos. 

El mayor solo atinaba a toser y removerse en su lugar para no levantar sospechas. Freddy reía y continuaba con lo suyo. La situación en la que se encontraban le parecía tan caliente que se estaba excitando.

—Mmghm, Freddy~...— Gimió en voz baja el mayor mientras el menor aumentaba la velocidad. Fred se sentía en las nubes. 

—A-Aah...— Freddy en cambio no tuvo miedo de gemir cuán alto quisiese. Sabía que nadie podría escucharle debajo de la mesa. Mientras chupaba y lamía el duro miembro de Fred, sacaba con agilidad sus pantalones y sus bóxers y masajeaba su miembro también duro. 

Cuando dieron por terminada la reunión, todos salieron de la sala dejando solos a los dos amantes, ahora Fred gritaba y pedía correrse mientras Freddy se masturbaba de manera deliciosa y sin morbo a su parecer. 

—Aaah! Sigue así bebé! No te detengas.— Fred soltaba gemidos roncos mientras sujetaba  con fuerza los cabellos de Freddy y marcaba su propio ritmo, rápido y salvaje. Tal y cómo le gustaba.

Fred sintió el clímax aproximarse y luego de unas cuantas lamidas más, por fin tuvo su tan ansiado orgasmo. 

Cuando Freddy sintió la esencia calentita de su novio en su boca, aceleró el ritmo y por fin también pudo correrse, manchando su mano y parte del suelo también.

Freddy regresó a su asiento y le sonrió a Fred, quien rápidamente aprisonó sus labios contra los suyos en un beso caliente y desesperado.

—Te daré un castigo por portarte mal durante la reunión— Susurró Fred al oído de Freddy, quien solo pudo reír ante la declaración del pelinegro.

—Castígame muy duro, Fred— Susurró de vuelta el menor y ambos se sonrieron. 

Vaya reconciliación más placentera. 










30 Days of OTP |Frededdy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora