Pétalos de amor: Flores de Azahar.

Capítulo 3~ Cappuccino.

Un mes antes

Era Viernes, el reloj marcaba con sus manecillas las ocho de la mañana. Pidge se encontraba despierta alistándose para asistir al colegio. Su primera clase iniciaba a las once de la mañana.

Se sirvió un plato de cereal y se aproximó al sofá, donde se encontraba Matt.

—¿Ya vas a poner el siguiente capítulo?—le cuestionó al mayor mientras tomaba asiento.
—¿Sí crees que nos de tiempo de verlo? Recuerda que tu primera clase es con el profesor más estricto de Garrison, si llegas tarde no te dejará pasar.
—Tranquilo, Matt— bufó la chica mientras se llevaba a la boca una gran cucharada de cereal—Aún hay tiempo.

—¡CORRE, MATTHEW HOLT! ¡El autobús se está yendo!—Pidge corría con todas sus fuerzas. Su reloj marcaba las diez cuarenta y cinco de la mañana y solamente tenía quince minutos para llegar a tiempo.
—¡Te dije que no nos daría tiempo de ver el otro episodio!
—¡Solo deja de hablar y corre! ¡Te dará dolor de...!— Y Pidge sintió ese penetrante dolor en la parte baja de sus costillas—ca-ballo.
—¡Vamos a alcanzar ese autobús!—Matt tomó su mano y corrieron.

Lograron subir al transporte y visualizaron a una chica de plateados cabellos y a un chico de gran musculatura y mechón blanco.
—Matt, Katie- saludo el mayor- ¿Qué les pasó?
Matt trató de recuperar el aire para poder emitir una simple oración— Vamos tarde a las clases—Pidge trató de terminar lo que su hermano intentaba decir—Y estábamos corriendo para alcanzar- respiró hondo- el autobús.
—¡Te lo dije Shiro! Eran ellos.
Los hermanos voltearon a ver a la morena como si buscaran una explicación de lo que había dicho pues no comprendían nada.
—Verán, vi a dos personas corriendo y le dije a Shiro que debíamos pedir al conductor que parara porque eras tú y Matt, pero me dijo que ustedes nunca tomaban el autobús para ir al colegio debido a que el profesor Holt los lleva a la escuela en auto.
—He ahí el problema—dijo Matt—papá no está en la ciudad y ALGUIEN—todos voltearon a ver a Pidge—se quería quedar en casa viendo otro capítulo de Mr. Perfect: La recaída.
—¡Hey! Tú eres el mayor. Debiste haberme dicho que no podíamos ver otro capítulo e irnos a la escuela.
—Pidge, aunque te hubiera dicho que no, habrías visto el capítulo.
Lo presentes asintieron. Todos conocían la actitud algo rebelde de la pequeña y el como hacía ciertas cosas sin importar lo que dijera Matt.
Pidge volteó a ver a Allura y Shiro, acción que hizo que los mayores pararan de hacer ese gesto afirmativo con su cabeza. Era pequeña pero de mirada intimidate.

Matt comenzó a charlar con Allura de algunas clases que compartían y un trabajo en equipo que realizaban, dejando a Pidge con Shiro.
El silencio se hizo presente acompañado de su fiel compañera, la incomodidad.
Las miradas de la menor y el mayor solo chocaban pero ninguno de los dos se animaba a conversar. Cualquiera que viera desde fuera el ambiente que emitían, podría pensar que esos dos tenían algo. Algo que no se animaban a revelar.

Las personas comenzaron a aumentar en el camión. Tanta era la gente que Allura y Matt terminaron en la parte  posterior del autobús mientras que Katie y Shiro se encontraban en la parte media.
Cuando el transporte estaba a su máxima capacidad, Pidge ya no encontró la manera de como sostenerse para evitar caer. Y para su desgracia, o tal vez para su buena suerte, no alcanzaba las agarraderas que pendían de los tubos superiores del vehículo. Como si el conductor hubiera visto lo nerviosos que ambos se encontraban por la presencia del contrario, pasó por un bache, haciendo que la menor casi cayera, siendo sostenida por Shiro y pegándola a su cuerpo.
—Katie si quieres puedes- pronunció con un leve sonrojo pero con una sonrisa que denotaba calidez en su rostro- sostenerte de mi—El mayor extendió su mano siendo tomada por Pidge.
—Gracias—susurró la pequeña con su cara viendo al suelo, mientras su mano reposaban sobre la mano de aquel chico, el único que parecía controlar los latidos de la adolescente.