Pedida de mano

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Izuku había planeado durante meses la pedida de mano de su querida Ochako, ya les había pedido permiso a los padres de su novia. Lo tenia todo planeado, hasta le aconsejaron sus futuros suegros que hiciera algo simple pero significativo, haría la propuesta en una noche estrellada después de un picnic donde le llevaría la comida preferida de la castaña: mochi, también torta de chocolate, entre otros aperitivos japoneses dulces. Además, llevaría el vino dulce que tanto le gusta a Ochako, brindarían por su aniversario y después le entregaría el anillo cuando termine de decirle un lindo poema.

Llego el día de su aniversario, el día que había planeado para su perfecta propuesta. Los dos tenían la noche libre, coordinaron verse antes de las 7. Izuku iría a recogerla para llevarla a su cita sorpresa por su aniversario. El peliverde fue a buscarla y la llevo en su moto hasta el parque donde tuvieron su primera cita oficial.

Se dirigieron a un lugar apartado, colocaron una manta y se sentaron sobre ella mientras miraban al sol ocultarse. Comenzaron a sacar algunos platillos para picar y comenzar su noche de campo. Sin embargo, ni uno de los dos pensó que una lluvia torrencial comenzaría y poco a poco empeoraba, guardaron lo que pudieron y corrieron a la moto de Izuku. Se dirigieron al departamento del Izuku, era el más cercano.

Izuku le dio a Ochako su casaca para que pudiera cubrirse ante la lluvia por la falta de paraguas. El plan perfecto del chico se fue por el drenaje, mientras el anillo seguía guardado en un bolsillo de su casaca.

Al llegar al departamento, la pareja busco algo con que secarse. Ochako buscaba ropa suya, que deja a veces en el hogar de su novio, o alguna prenda de Izuku que le quede; mientras que Izuku se dio un baño y cambio al instante para salvar lo que quedaba de su cita. Mientras su novia tomaba un baño, él preparo la mesa. Felizmente la torta de chocolate se salvo a pesar del ajetreo.

La chica de ojos chocolates entro en el comedor, llevaba puesto un polo de Izuku y algún pantalón suyo que dejo en el dormitorio de su chico. Su pareja se sonrojo como un tomate al ver como le quedaba su ropa a su querida Ochako.

Ella se acerco y ayudo en lo que pudo para tener una maravillosa cena, hasta cocino con lo poco que encontró en el refrigerador. Así ambos disfrutaban de la improvisada y deliciosa cena juntos mirándose a los ojos con amor. Olvidándose de todo lo demás, en especial Izuku que estaba perdido en aquellos ojos castaños que se olvidó de la lluvia, el brindis, el poema y el anillo.

Al terminar, Ochako insistió en que ella se encargara de limpiar los trastes, Izuku le refutaba ya que ella era su invitada. Ante la pequeña discusión, llegaron a un acuerdo de que la castaña lavaría los trastes e Izuku los secaría. Para no hacer tan aburrida su actividad prendieron la radio, Ochako tarareaba las canciones y se movía ligeramente al ritmo de la música mientras Izuku la miraba con ojos de enamorado, pero por un momento la música paro, por la interrupción de una noticia de ultima hora al parecer la lluvia duraría varias horas y probablemente empeoraría en la siguiente hora.

—Parece que tendrás que quedarte amor, no quiero que te enfermes por la lluvia.

—No sería la primera vez que me quedo, cariño. Hace tiempo que quería dormir entre tus brazos.

Cuando estaban a punto de terminar, solo les faltaba un plato el cual estaba secando Izuku. Ochako se dirigió a su pareja con las mejillas sonrojadas y saco una cajita de terciopelo de su bolsillo.

—Izuku, ¿te quieres casar conmigo? —pregunto Ochako apenada.

Izuku casi le da un infarto al ver aquella caja tan familiar, su querida novia le esta pidiendo matrimonio con la sortija que él le compro. La impresión fue tanto que dejo el plato caer, corrió a los brazos de su amada y grito un "sí" muy fuerte que de seguro todos sus vecinos escucharon.

—Hey Ochako, yo tenía que preguntar —replicó Izuku con un puchero.

—Entonces pregúntame.

—Te lo iba a preguntar bajo la luz de las estrellas, después de brindar con una copa de vino y recitarte un poema. Pero bueno aquí va... Mi querida Ochako, ¿te casarías conmigo?

—Déjame pensarlo. ¡Por supuesto que sí! —respondió feliz la castaña. —Espera dijiste que hay vino, quiero un poco. Tomemos algo para celebrar nuestra futura boda y quizás celebrar una luna de miel anticipada.

El chico de ojos verdes se sonrojo ante la petición, fue rápido por el vino. Tendría una noche larga, agitada y placentera.  

Notas finales: mil disculpas por motivos de estudios no pude publicar a tiempo los capítulos en los días correspondientes así que hoy hay maratón, espero terminar hoy día con la week. Máximo mañana estará todo, disfruten de los capítulos, no se olviden su voto y comentario. Nos leemos pronto. 

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