Capitulo 6: Divorcio

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Capitulo 6: DIVORCIO



Masaru tuvo en mente hablar con su abogado para realizar los trámites del divorcio. Su relación con Mitsuki ya se había vuelto insostenible en todos los sentidos. No fue una decisión que hubiera tomado de la noche a la mañana eso si. Lo pensó muy bien.

Por otro lado creía que no era bueno para Katsuki que ambos siguieran viviendo juntos. Se percató desde hace un mes que su hijo vivía en su propio mundo y poco a poco se hacía más independiente. No que eso fuera malo, pero Masaru tenía que admitir que Katsuki solamente era un niño. Uno muy impulsivo. Como su madre.

Extrañamente, cuando llamó a su esposa por el celular y le dijo al respecto, ésta aceptó muy dispuesta a reunirse. Aunque Masaru sabía, que en el fondo, ella no lo dejaría ir tan fácilmente. Conocía muy bien a Mitsuki, y tenía la certeza de que preferiría mil veces ser demandada antes que cederle el divorcio a su marido. Después de todo, un matrimonio de años no puede acabarse así como así. Masaru estaba consciente, pero él ya había perdido fe en una reconciliación.

Así que Masaru debía actuar lo más pronto que fuera posible, ya que su esposa podría dejarse llevar, y por ende, cometer una locura. Lo que podría perjudicar no solo a él, sino también a su hijo. El más pequeño no tenía la culpa de nada.

Tenía que tener cuidado de no hacerla enojar. Ya que una vez enojada, no había forma de calmarla. Lo aconsejable era recordar que Mitsuki era una mujer con carácter fuerte. Nada más.
 

Sin embargo, no es como que el pobre hombre estuviera dichoso de la vida de romper su matrimonio. Él seguía amando sinceramente a su esposa. Es la mujer de la que se enamoró y con la que se casó despues de todo. Haciendo a un lado su carácter tan rudo y sus actitudes agresivas hacia él, era una suerte haber compartido tantos años a su lado.

Pero en esos momentos únicamente podía pensar en lo mejor para Katsuki. Su hijo no tenía porque estar en medio de una relación que se caía lentamente a pedazos. Podría destruir seriamente la autoestima del niño. Entre otras cosas. 

Por eso iría a recoger a Katsuki a su escuela para juntos ir a un restaurante en el que también estaría su esposa. Almorzarian allí y hablarían con calma. Había pensando en dejar a Katsuki en el pequeño salón de juegos que era para niños, de ese modo podrían conversar a solas.







***






—¡Nos vemos, Bakugo!

—¡Adiós, Bakugo!

El pequeño rubio solo alzó una mano para despedirse de sus amigos. Caminó hacia adelante y al llegar junto a un coche abrió la puerta y se subió en el asiento el copiloto. Masaru se percató de inmediato que Katsuki estaba enojado. ¿Como lo supo? Pudo dar fe de ello al ver su ceño profundamente fruncido. Que Katsuki estuviera en ese estado anímico no era ninguna novedad, dada la personalidad del niño. Pero de todos modos se preocupó.

Katsuki por su parte no le hacía mucha gracia que su padre viniera a recogerlo de la escuela. Tampoco le gustaba que lo hiciera delante de sus amigos, ya que lo ponía a él como un niño consentido. Además, el se consideraba así mismo alguien capaz de ir y venir sin la supervisión de otro adulto. Odiaba que lo trataran como a un niño. Ya tenía once años, ya no estaba tan pequeño ¿O si? Para el colmo no irían directamente a casa. Masaru había dicho algo de ir a almorzar a un restaurante cerca del centro de la ciudad.

Bien. Un poco de comida basura no estaba mal. Pensó el rubio, abrochadose el cinturón de seguridad por insistencia de Masaru.

El coche ya estaba dando sus primeros pasos cuando...

—¡Kacchan, Kacchan! ¡Espera!

—¡PAPÁ PISA EL FRENO!

Katsuki casi se golpea la frente con el vidrio frontal cuando su padre piso el freno abruptamente. Maldijo en voz alta. Tanto Katsuki como Masaru vieron una cabellera verde a no más de un metro del automóvil. Sabían quien era. Con solo ver ese cabello sabían de quien se trataba.

El mayor no pudo evitar asustarse un poco, pues se percató enseguida que estuvo a poco de arrollar a un niño. ¡En frente de la escuela, por Dios! Era uno de los amiguitos de su hijo si no se equivocaba, pero no entendía porque había saltado sobre el camino cuando ellos ya tenían la intención de irse.

A Bakugo menor le saltó una venita muy vistosa sobre un lado de su frente. Rabioso, abrió la puerta y se bajó del coche con movimientos bruscos. Rodeó el auto hasta la mitad y miró directamente hacia el idiota de Deku que estaba sentado sobre el asfalto, temblando del susto. Infló sus pulmones con todo el aire que logró aspirar, y empezó a gritar.

—¡¿Estás loco?! ¡¿Qué mierda estabas pensando, Deku?¡ ¡Casi te matas, idiota! ¡Y por poco me rompí la frente por tu maldita culpa!

El otro niño se veía desorientado, confuso. Él no había querido saltar sobre el auto, pero le urgía detener el coche a como diera lugar. Además, no pensó en ese momento. Su cuerpo se movió solo. Y no entendía porqué.

—¿Eh? Yo-yo... — tartamudeó—  lo siento. Lo siento, Kacchan. No fue mi intención.

—¡¿Que no fue tu intención?!— gritó más fuerte y con voz incrédula— ¿Eres tonto o te haces, Deku?

—Bueno... Yo solo... Yo solo pretendía preguntarte si querrias venir a mi fiesta de cumpleaños. Ya sabes... Hace unos días dijiste que no porque estabas ocupado, pero como hoy no nos dejaron tarea para la casa, pensé que talvez podrías aceptar esta vez... Solo si tú quieres, claro. No te estoy obligando a nada. ¿Qué dices...? ¿Kacch-?

—¡Digo que te vayas de mi vista antes de que te parta la cabeza y rocie los sesos de tu cerebro por todo el estacionamiento! ¡Deku!

—¡Ahh!— Midoriya chilló al mismo tiempo que temblaba y se alejaba del rubio a trompicones—¡Perdóname, Kacchan! ¡Ngh! ¡Ah! ¡Eh! ¡No lo vuelvo a hacer!

—¡Eso espero! — y luego masculló en voz más baja— Maldito Nerd...

Cuando Bakugo perdió de vista al niño más pequeño se subió al auto de nuevo. Masaru había salido un momento para ver si el amiguito de Katsuki estaba herido, pero al parecer no. De todos modos le pareció extraño que Katsuki tratará tan mal a ese niño. Aunque sabia que por otro lado Katsuki estaba en una etapa muy complicada. Y se iba a poner peor con los años, ya que Katsuki ya casi rozaba la adolescencia.

Dios les libre. Cuando Bakugo creciera un poquito más iba a ser difícil controlarlo.

—¿Que esperas, viejo? ¡Vámonos!

—Oh, si. Ya está...— nervioso se subió las gafas al tiempo que pisaba el acelerador— seguramente tu madre ya debe de estar esperando.

—¿Mamá?

—Si, lo mencioné. Mamá vendrá a almorzar con nosotros.

—Bien...— masculló e hizo un puchero. Miró por la ventana a los coches que iban por la misma autopista—... esa bruja no me dejara comer en paz.

—¿Eso crees?

—¡Me dirá que no coma con la boca abierta, pero ella será la primera en hablar con la boca llena! ¡Y luego dirá que me siente correctamente, y entonces empezara a coquetear con el de servicio! ¡Arg! ¡Enserio! ¡No entiendo cómo pudiste casarte con esa bruja monstruosa!

—¡N-no hables así de ella!— le medio regañó— ¡Te dio la vida y s-se preocupa mucho por ti!

—¡Y una mierda! ¡Ella se preocupa solo por ella! ¿Acaso no lo ves? ¿Estás ciego o qué?

Masaru hizo una expresión afligida. Su esposa e hijo... eran su más grande tesoro. Aún cuando ambos lo trataran peor que a un muñeco de trapo.

Pero eso tenía que terminar.









TBC

Eres Mi Heroe [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora