Capitulo 7: CONVERSACIÓN
—Katsuki, ven conmigo.
—¿Ah? ¿A dónde viejo?
Masaru se había levantado de la mesa repentinamente y había dicho esas palabras. Katsuki se preguntó a donde irían esta vez. En esos momentos solo deseaba ir a casa y disfrutar su día libre sin deberes escolares. Pero Masaru instó al mas pequeño para que lo acompañara mientras su madre se quedaba sola en la mesa del restaurante.
—¿A dónde es que vamos? — caminaron varios metros, cruzando una puerta y un largo pasillo. Katsuki miraba a todos lados pero no veía nada que no fuera gente comiendo y sirviendo— ¿Papá...?
—Iba a decirtelo, Katsuki. Tu madre y yo necesitamos hablar un tiempo a solas. Por eso tú te quedarás a jugar en un lugar que es especialmente para niños— hizo una pausa al detenerse sobre sus pasos— Es aquí.
—¿Huh?
Katsuki levantó la mirada. Incrédulo vió un letrero que decía "Monkestar". Más abajo tenían un panfleto que decía "Centro recreativo para niños, menores de doce años". Por último habían varios papeles en donde se leían horarios, citaciones y todo eso.
—¿Me trajiste a un maldito centro para niños...? ¡No soy un niño! — miró fulminantemente al hombre que le dió la vida. Por su lado, Masaru se veía nervioso.
—Katsuki, no pretendo hacer que te sientas incómodo. Pero tú madre y yo debemos hablar sobre cosas que podrían aburrirte. Aquí estarás bien.
—¡Pero este lugar estará lleno de mocosos...!— masculló. Masaru cerró los ojos y pensó en algo que convenciera a su hijo. Luego de unos segundos la encontró.
—¿Podrías hacerme este favor, Katsuki? Te prometo que después te comprare lo que tú quieras.
—¿Lo que yo quiera? —eso sí que llamó la atención del menor.
Masaru asintió, aunque sabía que se arrepentiría. Katsuki meditó unos segundos y asintió también. Quedarse en ese lugar por una o dos horas y su padre le daría algo que él quisiera. Era un buen trato.
Así fue como Masaru entró al centro e inscribió el nombre de su hijo en un formulario muy simple. El tiempo sería de hora y media, aunque solo necesitaran una hora. Pero por las dudas.
—No vayas a salir de aquí, ¿De acuerdo?
—Bien...— rezongó.
El Bakugo menor se despidió de su padre, viéndolo irse por la misma puerta por la que entraron. A Katsuki le entraron ganas incomprensibles de ir tras él y decirle que sería aburrido esperar una hora allí, sin nada que hacer, pero lo pensó mejor y desistió. Se sentó en una de las sillas, junto a todos los niños que habían en la mesa. Todos menores que él.
***
Masaru se estaba sintiendo incómodo con la ropa de traje. Hacía calor y su bendito Quirk no había dejado de presentarse por ratos al estar sentado justo en frente de su mujer. Ella siempre lo ponía nervioso.
—¿Te sientes bien, cariño?
—Eh... Si. Me siento bien— ni siquiera se percató del mote "cariño".
—Lo digo porque estás empezando a sudar.
Masaru se acomodó las gafas y tiró del nudo de su corbata. Lo suficiente para respirar tranquilo.
—A veces me pasa, lo sabes— levantó su copa, una bebida sin alcohol— hace calor, ¿No?
Por su parte Mitsuki se veía divertida. Digan lo que digan, a Mitsuki le encantaba poner nervioso a su marido. De joven, ese era su pasatiempo favorito. Pero nunca se imaginó que Masaru seguiría siendo tan nervioso a su lado despues de tantos años de casados. Era algo lindo, por decirlo de un modo.
—¿Entonces...? ¿Quieres hablar sobre los trámites?
Masaru casi se atragantó con su bebida.
—Si... —tosió un poco— estoy convencido de que es lo mejor para ambos.
—¿Y eso es lo que tú quieres?
—No, no es lo que yo quiera— se sinceró, sin atreverse a mirarla a los ojos— pero ambos sabemos que ésto no está bien. No puedo olvidar lo que pasó entre nosotros. Más específico, entre tú y ese sujeto.
Mitsuki recibió esas palabras como una puñalada. Ella sabía que había obrado mal y que Masaru no la había perdonado el echo de haberse metido con su jefe (el de ambos). Pero siempre tuvo la confianza de poder subsanar los pedazos rotos de su relación. Pero Masaru aún seguía aparentemente dolido por aquel evento. No lo juzgaba, estaba en todo su derecho.
Sin embargo, ella aún lo amaba. Y no iba a dejarlo ir así como así.
—Entiendo que lo que pasó nos haya separado tanto— sus ojos adquirieron un tinte triste— Me gustaría poder cambiar mis acciones del pasado, pero se que es imposible. Por eso, siempre estaré dispuesta a disculparme, Masaru.
—Tu sabes que una disculpa no es suficiente.
—¡Pero tú aún me...!
—No te lo niego— interrumpió el varón, mirando sus manos— ¿Pero eso de que me sirve si ya no puedo confiar en ti? Es como pedirme que olvidara lo que hiciste. Y eso es algo que no puedo hacer.
—¿Y Katsuki? — la mujer pensó que estaba mal poner a su hijo como una excusa de una posible reconciliación, pero estaba desesperada por arreglar su matrimonio.
—Hago esto precisamente por él. Mitsuki... Ya no puedo mirarte y fingir que todo está bien. Me dolió tu engaño y... ¿Entiendes lo que digo? No quiero que Katsuki viva en una casa donde sus padres siempre peleen o discutan. Él no merece algo como eso.
Mitsuki asintió, conmovida por las razones de su marido. Pero no se rendiría todavía. Su terquedad era una de las principales cosas se las que se sentía orgullosa. También un aspecto de su personalidad de la cual se enamoró Masaru.
—¿No piensas que es mejor intentarlo aunque sea una última vez, Masaru?— aprovechó de poner una mano sobre la de su esposo— Prometo que después de lo sucedido, no tengo ganas de volver a salir con nadie. Yo te amo a ti, únicamente a ti.
Masaru tragó saliva. Esas palabras le habían llegado directamente al corazón sin poder evitarlo. Quería ser fuerte, desistir de lo que su corazón le pedía a gritos. Mitsuki era el amor de su vida y siempre lo sería. Pero...
—Lo siento...— retiró su mano, sintiendola fría de repente— yo lo he pensando bien. Es mejor que ésto acabe aquí.
A Mitsuki empezaron a arderle las manos. En esos momentos quisiera agarrar a su marido del cuello y darle una sacudida para que recapacitara. Para que se se diera cuenta de que era un error dejarlo así. No iba a rendirse. Iba a seguir insistiendo.
Pero por el momento no. Iba darle su espacio a Masaru y mientras tanto ella pensaría en hallar otra forma para recuperarlo. Estaba casi dispuesta a hacer cualquier cosa.
—Bien. Si esa es tu decisión.
—Lo es.
Mitsuki se levantó y cogió su cartera de la mesa.
—Me voy entonces— rodeó la mesa y quiso darle un beso en la mejilla al castaño, pero éste desvío el rostro— Nos vemos en casa.
—Si.
Cuando Mitsuki se fue, el hombre pudo finalmente respirar tranquilo. Se llevó una mano debajo del flequillo mojado. Estaba todo sudado. Vio de reojo el reloj de pulsera y se dió cuenta de que era momento de ir a recoger a Katsuki.
Se levantó. Fue a la caja y pagó la cuenta.
TBC
ESTÁS LEYENDO
Eres Mi Heroe [KatsuDeku]
FanfictionUn misterioso hombre en la vida de un pequeño Katsuki, ¿Que consecuencias podría traer eso? El pasado de Bakugo no fue tan fácil como muchos creen. "Cuida que tu autoestima no dependa de sentirte superior a los demás: eso un día puede cambiar, y pu...