Capitulo 9: Determinación

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Capitulo 9: Determinación






Ese mismo día...





—¿Cariño? ¿A dónde vas?

Inko iba a entrar a la habitación principal por la ropa sucia cuando en el pasillo se encontró con Hizashi, su esposo. Quién en ese momento se disponía a salir. El hombre giró la cabeza instintivamente y fijó sus ojos claros en la menuda figura de su esposa.

—¿Que no lo recuerdas, Inko? — hizo una pausa al tiempo que terminaba de atar las cuerdas de sus zapatos, luego en voz más baja dijo — voy a buscar el regalo que le tenía preparado a Izuku para su cumpleaños. Lo mencioné el otro día.

—¡Es verdad! Claro... — empezó a recordar— hablaste de eso hace una semana. Cielos, lo había olvidado...

Hizashi sonrió ampliamente cuando Inko se puso roja de la vergüenza.

—¿Quieres ir abajo y entretener a Izuku un momento? No quiero que la sorpresa se arruine.

—¡Claro con mucho gusto!— enseguida se le levantó el animo, pero antes reparó en otra cosa— ¿Tardarás mucho, cariño?

—La verdad es que si. Tengo una reunión antes de las dos y mi jefe ya me tiene echado el ojo— rió francamente divertido. Su mujer solo le miró con reproche, ante esa liviandad que tenía Hizashi.

—Trata de llegar para la cena, ¿Ok?

—De acuerdo, tú mandas.

—¡Ah, Hizashi! — le detuvo antes de que saliera por la puerta principal.

—¿Si? — giró lentamente la cabeza.

—¡Compra algunos globos y banderines para adornar la fiesta!

—¡Claro!— se despidió de su esposa agitando la mano derecha, antes de salir del apartamento.

Ninguno de ellos sospechaba en ese momento que esa sería la última vez que se verían.







***





Mitsuki Bakugo era una mujer fuerte. Casi nada podía quebrar su entereza y determinación, fuese cual fuese la situación. Hasta estaba segura que en una situación de peligro, ella sería la primera en dar un paso al frente para enfrentarlo. Era el coraje que su habia heredado de su padre desde temprana edad.

No obstante, las palabras que salieron de la boca de Masaru hicieron flaquear por un momento aquellas defensas. Al principio pensó que había escuchado mal. Pero la expresión de terror que estaba pintada en toda la cara de su esposo le dijo que no. Que todo era real. Que Katsuki, su pequeño, había sido... ¿Qué? ¿Secuestrado? ¿Retenido? ¿Raptado? ¿A qué se refería exactamente con "se llevaron a Katsuki"? ¿A dónde demonios se lo llevaron? ¿Quienes? ¡¿A dónde?!

¡Maldita sea...!

Lo peor de todo era que no podía moverse. Estaba petrificada. A duras penas logró musitar una palabra...

—¿Que?

El marido de Mitsuki se llevó las dos manos a la cara y empezó a sollozar tenuemente. Su respiración se oía aun dificultosa. El sudor por otro lado, se había adueñado de sus poros por completo.

—Lo lamento...

—Masaru...

—Me dijo... Aquella chica me dijo que una mujer se lo llevó... Pensé que eras tú, de verdad creí que eras tú... Yo no pensé...

—¡Masaru!

—Debi llamarte cuando lo supe... Y ahora Katsuki está perdido... Quien sabe con quién...

La rubia, harta de los lamentos de Masaru, se paró de golpe, y con una mano abierta le dió tremenda bofetada que se escuchó hasta el jardín. El castaño parpadeó, confundido. Pero al menos dejó de murmurar como un estúpido, pensó Mitsuki, sintiéndose satisfecha. El hombre recuperó su racionicio enseguida, pero seguía sintiéndose y viendose culpable.

—Mitsuki, lo siento.

—¡Ya basta! ¡Deja de llorar como su fueras un niño! ¡Eres un hombre, Masaru! ¡Compórtate con tal!— colocó ambas manos sobre la cara de su marido, mirándolo fijamente a los ojos — Masaru, escucha. No es momento para perder el tiempo. Explícame ahora que fue lo que pasó antes de que me enoje y no pueda reprimir éstas ganas enormes que tengo de matarte.

Masaru tragó saliva. Le tenia mucho miedo a Mitsuki cuando hacía ese tipo de amenazas. Pero en la mente del pobre hombre no había cabida al miedo. No cuando se trataba de su hijo.

Empezó por el principio. Le contó todo lo referente a ese día. Desde que recogió a Katsuki del colegio, hasta que llegaron al restaurante. Cuando lo dejo en ese centro para niños, lo que pasó luego de terminar la conversación con su mujer. Y finalmente cuando volvió a recogerlo. Le contó también sobre el mal presentimiento que sentía, pero Mitsuki no le tomó mucha importancia a eso. Masaru solía ser algo paranoico en situaciones de riesgo.

Cuando el varón terminó de hablar, Mitsuki se levantó de un salto y fue rápidamente hacia las escaleras. Confuso, el castaño también fue tras ella.

—¿A dónde vas?

—¿A dónde crees que voy? ¡A cambiarme de ropa! ¡Tu también ponte algo! ¡Vamos a la maldita jefatura de policía!

Masaru no contestó. En cambio, se reprendió a sí mismo una vez más. Porque Mitsuki estaba haciendo todo el trabajo. Hacia todo lo necesario para arreglar las cosas, cosa que él no pudo hacer en un inicio. Eso le enfureció por un momento. ¿Porqué no podía ser más fuerte? ¿Porqué simplemente se lamentaba y se culpaba por todo?

Se dijo a sí mismo que tenía que cambiar. Actuar como el hombre que era, exactamente como muchas veces le decía Mitsuki. Encontrarían a su hijo, sano y sobretodo vivo. No permitiría que le pasara nada. Era una promesa que pensaba cumplir.

Iban a encontrar a Katsuki a como diera lugar.











TBC

Nota: Katsuki siendo secuestrado desde tiempos inmemoriales xD *risas*.
No olviden comentar si les gustó el capítulo o si tienen alguna duda.

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Saludos.

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