Capítulo 43: Cuerdas.

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— ¿De verdad fue así como sucedió o lo dices para victimizarte?

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— ¿De verdad fue así como sucedió o lo dices para victimizarte?

— ¿Por qué me inventaría algo así?

Richard Camacho se acomodó en el fondo del asiento y se subió la larga bufanda hasta que esta alcanzó a cubrir la mayoría de su rostro.

— Es que no entendía por qué si lo tratabas tan bien y le decías que lo amabas, hiciste todo esto. — De repente, su voz dejó de ser un susurro y se convirtió en una afirmación enérgica. — No sé, no te creía capaz de llegar a ser tan bajo y mísero como para enamorarlo y luego cortarlo y largarte con esa mujer. Pensé que algo de sinceridad y sentimientos debía haber en ti, ¿no? Sobre todo, después de ver lo mucho que Erick te amaba y suspiraba cuando hablaba de ti...

Los ojos de Joel se tornaron oscuros, sus cejas se apiñaron y sus labios se separaron, formando una expresión severa y extrañada. Empezó a girar el manojo de llaves entre sus dedos, dejándolo volar por el aire antes de que termine aterrizando sobre la palma de su mano izquierda en su sonido seco y amortiguado.

— ¿Cómo sabes todo eso? Tú no lo conoces.

— Claro que lo conozco, en realidad, no sé si esto te altere, pero como nos dio curiosidad y tú no quisiste decirnos nada, lo encontramos por ahí y lo invitamos a conversar un rato. Si te preguntas por qué no te dijo nada, eso es porque se lo pedimos así. Hablamos sobre muchas cosas, él se la pasó hablando de ti y de lo mucho que lo querías. Cuando él hablaba, se nos hacía como si estuviese hablando y describiendo a otra persona muy diferente a ti. A Zabdiel casi le dio un shock.... — Hizo una pausa y una media sonrisa curvó su labio inferior. — Erick es hermoso, bueno, agradable... es un muchacho encantador.

Joel cerró los dedos de su mano sobre las llaves y las dejó caer sobre su escritorio de vidrio, regresando sus ojos ilegibles hacia el castaño, todavía sin pronunciar una sola palabra.

— Por eso te me hiciste un hijo de puta cuando vi las fotos en las revistas, anunciando que te habías armado una boda con esa mujer y no nos habías dicho nada sobre eso. — Las palabras salieron apresuradas de su boca y su tono de voz adquirió un toque de recelo. — Más aún, después de que él armara una fiesta sorpresa para ti desde la madrugada... Lo estuve llamando toda la semana, pero no respondió y tampoco quise venir a verlo, porque me avergonzaba tanto ser tu amigo, que me sentía culpable también. La cagaste con ambos pies esta vez, ¿sabes?

— Lo sé, estaba desesperado y no tenía la más mínima idea de lo que hacía. Pero aunque él ahora no me quiera escuchar, me siento más tranquilo porque lo tengo conmigo. Tú no sabes cómo se sentía tenerlo lejos, era un infierno.

— ¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Esperabas que te recibiera con los brazos abiertos y te dijese que todo andaba bien?

Richard se levantó en un solo movimiento, dejando el asiento giratorio con prisa.

Inocencia Pasional || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora