Capítulo 31: Popcorn.

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— ¿Amor entre una mujer y un animal? ¿Dónde diablos se ha visto eso?

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— ¿Amor entre una mujer y un animal? ¿Dónde diablos se ha visto eso?

Joel echó un ojo a su alrededor, incapaz de creer en dónde estaba y cómo había aceptado terminar viendo una película repleta de cursilería, rodeado de un montón de parejas sonriéndose y haciendo boberías. Era demasiado aburrido. Lo único que se sentía bien era tener a Erick recostado sobre su hombro, sorbiendo soda y abrazando su brazo cada cinco segundos, sin despegar sus ojos de la enorme pantalla cinematográfica.

Tan solo recordar lo que había sucedido ayer le punzaba la cabeza y le sacudía el cuerpo con una sensación de ansiedad, pero volverse hacia él y verlo sonreír de esa manera, desaparecía todo ese tipo de sensaciones. Y quizá era por eso que no había podido despegar sus ojos de él durante los cuarenta y cinco minutos que habían pasado de película.

— No es un animal, Joey, es un hombre lobo. — Escuchó sus risas y enseguida tuvo un puñado de palomitas sobre su boca.

— ¿No es lo mismo?

— Es un licántropo, un hombre que puede convertirse en lobo.

— Por eso, ¿no es lo mismo?

Erick sacudió la cabeza y siguió mirando con mucha atención la enorme pantalla, acercándole el sorbete de la gaseosa a sus labios y acurrucándose sobre su brazo. Ni siquiera entendía cómo todos estaban atentos a cada movimiento de la película, que a él, le resultaba demasiado empalagosa y absurda. En ese preciso momento, todos en la sala estaban riéndose y suspirando como estúpidos mientras los protagonistas se decían idioteces y medias. ¿En realidad no les daba vergüenza hacer semejante espectáculo en el cine?

— Demonios, esto es peor de lo que pensé.

— ¡Shhh! — Gritaron todos al mismo tiempo, girándose hacia él con unos ojos poco amistosos.

Exhaló y se puso a prestarle atención a la película. La escena cambió radicalmente y ahora presentaba a la mujer deshaciéndose en lágrimas y gritándole cosas al tipo con apariencia de bestia, suplicándola que la deje. Era imposible encontrar tanta cursilería en un solo minuto. Se metió otro puñado de palomitas a la boca y estuvo al borde de escupirlas cuando notó que la sala se quedaba en silencio y se empezaban a escuchar unos sollozos. ¿De verdad estaban llorando? Eso era demasiado; mucho más de lo que era capaz de soportar.

— Ah, Erick, vámonos de acá, esto es demasiado. — Señaló, tomando la bandeja y quedándose en shock al verlo con los ojos húmedos. — ¿Tú también?

— Quedémonos un momento más, por favor. Es que no entiendo por qué lo deja. Si lo quiere, ¿por qué lo deja?

Se quedó quieto y volvió a acomodarse en el asiento, acomodándose las gafas oscuras. La película era demasiado patética, pero si Erick quería seguirla viendo, no le quedaba más que aceptar. Siguió mirando su expresión concentrada y de repente, una mueca parecida a una sonrisa le torció los labios.

Inocencia Pasional || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora