Hearts 15

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¡Hola a todos!

Les vengo con el capitulo de esta semana 7u7
El capitulo mas largo hasta ahora con 1.036 palabras. Desde aquí se empieza a notar mas el acercamiento del Okikagu.

Espero que le guste.

Los derechos de Gintama le pertenece al Gorila Sorachi.

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Hearts 15:

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¿Cómo habían terminado en esa situación? Se preguntaba el castaño, mientras se caminaba hacía su casa con su molestia compañera. Rodeado de un incómodo silencio.

Recordó como ella había propuesto ir a su casa para terminar el trabajo y como el lo había aceptado sin replicar. Ahora se medio arrepentía al ver cómo su compañera abría su boca para decir alguna palabras y callaba en su duda, dio un suspiro de aburrimiento.

Aunque aquel comportamiento extraño en aquella escandalosa compañera lo divertía internamente.

— ¿Cómo es tu habitación? ¿Es como esa película barata de BDSM que Gin-chan me prohibió ver? – fue la pregunta que por fin dio su compañera en el momento en que entro a su casa.

El castaño la miró extrañado y divertido por la peculiar pregunta. Sin embargo, decidió ignorar para terminar más rápido la tortuosa situación y poder escuchar tranquilamente música en su soledad.

Habían empezado a hacer el trabajo en silencio, provocando que se sorprendiera por la tranquilidad de su compañera. Estaba seguro que tendría otra escena de reclamo mientras hacían la tarea, no obstante, podía observar de reojo como ella se concentraba en hacer la tarea.

— Sabía que en poco tiempo caerías en el encanto de la gran Gura-sama – aquella palabras hizo que se sorprendiera de que la bermellón se había dado de sus miradas discretas. Desvió rápido su mirada cuando esos ojos azulados chocaban con los de él.

— No sé de qué hablas chica loca – en estos momentos la tarea parecía lo más divertido para el castaño.

Pudo escuchar el bufido que soltó su compañera. Haciendo que una leve negación hiciera con su cabeza. Centrándose mejor en terminar pronto el trabajo para no tener más tiempo a su compañera.

El sonido del el reloj se escuchaba, de vez en cuando una queja o gemido de agotamiento interrumpía la calma y el silencio del salón. Sougo estaba tan concentrado en la tarea que no se percató, ni le dio curiosidad de que su compañera de clases estuviera tan tranquila en esos momentos.

Solo cuando se escuchó aquel rugido que provocó el estómago de Kagura se detuvieron.

— Tengo hambre ¿Tienes algo que comer? – preguntó sin ningún reparo, incluso no ocultaba aquellas salivas que empezaban a correr desde su rosado labios hasta su mentón; creando una pequeña cascada de baba.

— Eres una glotona – fue lo único que atino decir el castaño, al mismo tiempo en que se levantaba de la mesa para ir a buscar algo que comer, Después de todo también su cuerpo le exigía algo para comer —. No hagas ningún desorden. – advirtió antes de desaparecer en el punto de vista de la chica con cabello bermellón.

Sougo miraba su refrigerador, viendo que si había comida para él y su visitante glotón. Observó la gran reserva de mayonesa que tenía su tutor y cuñado tenía guardado en el refrigerador, demostrando la falta de travesura del castaño hacia el azabache en estas últimas semanas para dejarlo en dicho lugar. Encontró lo que andaba buscando, que era dos pasteles de selva negra y unas galletas que habían sido traídos por el jefe y mejor amigo de Hijikata; también encontró un jarro lleno de jugo sabor manzana que de seguro su cuñado lo había preparado antes de irse a su trabajo.

Pensando que el pastel y las galletas eran suficientes para su visitante, los ordenó junto con los vasos y el jarro con jugo en una bandeja para no hacer ninguna vuelta más a la cocina. Tomo con cuidado la bandeja para no derramar nada y empezó a caminar hacia el comedor, rezando en no encontrar algún desastre hecho por su compañera de clases en el salón.

Sin embargo, la imagen que obtuvo fue muy distinta a la que esperaba. ¿Qué era ese ambiente de serenidad que le rodeaba a esa extraña compañera? No necesitaba ver su rostro para notar aquella curiosidad que debía sentir al ver las fotos que adornaban en el mueble grande del comedor.

— ¿Quién te dijo que podías ver las fotos? – preguntó con cierta molestia. Dándose cuenta que no quería que nadie más viera aquellos momentos sagrados que tuvo con su adorada hermana mayor.

— No dijiste nada – se excusó mirándolo fijamente —. Además, aunque lo hicieras no te haría caso – la bermellón le saco la lengua al castaño para manifestar de una forma infantil su palabra.

— Te recuerdo que estás en mi casa maldita – a pesar de su molestia dejo aquella bandeja con las deliciosas meriendas en aquella pequeña mesa tradicional que estaban usando en estos momentos.

La tristeza empezaba a volver con más fuerza al recordar los momentos llenos de felicidad que tuvo con Mitsuba, a pesar que en su cara no transmitía ninguna expresión alguna.

La bermellón regreso a su asiento de inmediato al ver las delicias que tenía el castaño, el estómago volvía a rugir para recordar el hambre que sentía en eso momento. El castaño le dio su parte a la bermellón, asegurándose de que él también pudiera comer aquellas delicias.

Empezaron a comer en un silencio que el castaño no podía describir bien.

— Por cierto, ¿Dónde está tu hermana? - ¿Qué tipo de mirada le estaba dando para que ella muestre aquel arrepentimiento en su ojos? ¿Por qué parecía que lo podía comprender con el silencio? Lo único que sabía es que ya no quería comer al recordar a su querida hermana dándole su última sonrisa en aquella habitación inmaculada. — Comprendo...

— ¿Qué comprendes? – a pesar de su tono frío por el tema, podía observar como su compañera no lo miraba. Estaba pensativa en su mundo.

— El extrañar a alguien – soltó con una inesperada sinceridad que le sorprendió al castaño.

— Lo que tú digas... - respondió con una pequeña molestia. ¿Comprender lo que él sentía? En el pensamiento del castaño alguien tan alegre como ella no lo podía entender.

Un pensamiento inmaduro, pero que no podía evitar tener.

Sougo pudo notar que Kagura se había dado cuenta de la molestia y el malestar que sentía en esos momentos, ya que había dejado a hablar y prestar más atención a lo que comía. Para luego centrarse en el trabajo que estaban haciendo, haciendo que el castaño se sintiera incomodo a tal tranquilidad de compresión silenciosa.

Healed HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora