Una vez que la antipática doctora la dejo sola frente a la puerta de madera. Respiro profundamente antes de abrir la puerta lentamente y asomar la cabeza a la inmaculada habitación blanca que solo estaba iluminada con la luz del ocaso que se colaba por la gran ventana enmarcada por gruesas cortinas color marfil. En el centro había una pequeña cama de metal con unos aparatos rodeándola.
-¿Qué haces aquí?- le dijo duramente una voz desde las delicadas sabanas blancas de la cama.
-vine a verte- titubeo mientras entraba y cerraba la puerta tras ella. -quería saber como estabas-
-pues ya me viste y como puedes ver no estoy muy bien- dijo señalando su pierna envuelta en yesos color crema que sobresalía de las sabanas y el venda que rodeaba su cabeza y dejaba salir pocos de sus cabellos bronce sobre su cara que tenía carios moretones y golpes. -creo que ya te puedes ir-
-¿podemos hablar?- Beck hizo señas para que se acercara y con cuidado le hizo un lado junto a él en la cama que Kim ocupó con cuidado y temblando.
-comienza...- su voz aunque era de un tono bajo era dura y cortante.
-quería pedirte perdón por lo que pasó hoy...-
-creo que el que debía pedir disculpas sería yo. Enserio no quería decirte todo eso-
-dijiste lo que pensabas y tenías razón- los ojos del chico se abrieron como platos y miraron a la morena que evitaba su mirada. -En todo lo que dijiste, tenias razón-
-Kim, linda, juró que yo no quería decírtelo...- empezó a decirlo con la voz mas tranquila y dulce pero la chica lo interrumpió.
-no puedes decirme que no es cierto- el pobre herido no sabía que decirle pues era algo que no podía negar, que llevaba tiempo pensándolo. -ves te lo dije-
-¿podemos olvidar lo que pasó hoy?- dijo Beck
-olvidado- dijo la chica y estrecho lentamente la mal herida mano del chico.
-¿Cómo esta Claire?- pregunto Beck que hasta ese momento recordó que no estaba solo en la motocicleta cuando el accidente pasó.
-esta muy bien solo se rompió la pierna- dijo algo celosa de que le preguntara por su prima aunque sabía que era algo inevitable.
-me alegro mucho... no me lo perdonaría si algo le pasaba-
-ni yo si algo te sucedía, todo esto es mi culpa-
-claro que no lo es-
-que si lo es... si no nos hubiéramos peleado...-
-creí que dijimos que lo olvidaríamos además de que no fue tu culpa sino del idiota del auto- la interrumpió y le hizo señas para que se acostara junto a él y ella lo hizo.
Se quedaron callados viendo el techo varios minutos, pero no era un silencio molesto e incomodo sino más bien uno relajante y tranquilo, como una droga que ambos necesitaban y que les hacia felices.
-disculpe señorita ya se tiene que ir, su novio tiene que descansar- dijo la doctora entrando en la habitación, con una voz molesta como si no le agradara tratar con la morena.
-si ya me voy- dijo ella y se paro pero el chico la detuvo al tomarla del brazo.
-¿nos puede dar unos minutos más?- pregunto el chico poniendo su mejor sonrisa y la doctora no se pudo negar as que después de decir "10 minutos" desapareció volviendo a cerrar la puerta.
-¿le dijiste que somos novios?- pregunto Beck con una enorme sonrisa que resaltaba más la cortada color rojo oscuro que dividía su labio inferior.
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¡¡BICHO RARO!!
JugendliteraturKim no luce como las chicas a las que estamos acostumbrados ya que sigue una moda llamada gaguro y ella es feliz así, al menos en Tokio donde las personas pueden lucir como quieran sin ser juzgadas. EL problema es que a las personas de Pensilvania...