Reencuentro

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Continuación de El Escaparate.

Pasaron muchos años desde aquel día, ahora me encontraba a la mitad de mi carrera universitaria y hoy festejo mi cumpleaños. Mis amigos me habían invitado a un bonito restaurante del centro de la ciudad en el cual me regalarían una hora de música de mariachi, estaba encantada con ese detalle a pesar de que solo era un trío con unos trajes de charro muy coloridos, rojo, azul y amarillo, me puse nostálgica pues esos colores me traían recuerdos de mi infancia. Entonaron las "mañanitas" al escucharlos pude notar unas voces familiares, mis amigos cantaban con ellos y una absurda idea no dejaba de darle vueltas a mí cabeza. Cuando terminaron la canción el que vestía de amarillo volteó su mirada hacía donde yo estaba, se acercó y me entregó una hermosa rosa roja, al mirarle a los ojos, supe que mi idea no estaba tan descabellada.

-Muito obrigado.

El mariachero se sonrojo un poco y me sonrió y después de eso su acento portugués se hacía más notorio, antes de entonar una canción más, vi cuando el de rojo le dio un codazo al de amarillo.

-¿Qué te pasa compadre? Tanto tiempo por acá y no se te quita esa forma de hablar.

-Es que me dio las gracias en mi idioma.

-Ahora mandaré a Donald para que haga lo propio. No creo que le hable en Inglés.

-Puede que sí o no, pero mejor ahí la dejamos.

Tenía que aguantarme la risa porque la discusión entre ellos se escuchaba mientras el tercero canturreaba junto con su guitarra la Sandunga.

-Bien señorita, ¿alguna canción que le gustaría para el cierre?

-Claro, ¡Ay Jalisco, no te rajes!

-¡Muy buena canción! ¡Vamos muchachos!

-Esperen, yo quiero la versión de Los Tres Caballeros.

Mis amigos empezaron a reírse, el rostro del mariachero de rojo se tornó pálido y el de azul se puso nervioso.

-Señorita, será su cumpleaños y es la festejada, pero me niego a cantar semejante bobada.

-El señor marachi tiene razón eso es para niños tarados.

-Ya tienes más de 20 años, madura por favor.

-Gracias por nada "amigos".

Me levanté de la mesa, más que molesta estaba herida, escuchaba como las risas cesaban y en su lugar escuchaba mi nombre al cual decidí no voltear y salí del lugar para sentarme en una banca de la plaza de la ciudad.

-Ya no lloré señorita y perdone a Panchito.

Levanté la mirada y no podía creer lo que veía.

-Entonces no estaba equivocada, ustedes son...

-Sí aunque solo que ahora somos Los Caballeros.

-¿Por qué?

-Usted lo sabe, los tiempos han cambiado, nosotros ya no somos importantes en este nuevo panorama musical y nos retiramos, algo que al parecer a nadie le importo mucho.

-A mí si y me dolió.

-A nosotros también.

Tomó su guitarra y sus acordes me recordaron una hermosa canción en la cual él era la voz principal y comenzamos a cantar:

Na Baixa do Sapateiro

Eu encontrei um diaA morena mais frajola da BahiaPedi um beijo, não deuUm abraço, sorriuPedi a mão, não quis darFugiuBahia, terra de felicidadeMorena, ah morenaEu ando louco de saudadeMeu Senhor do BonfimArranje outra morenaIgualzinha pra mimAi Bahia, iaiá  

-Muito obrigado José.

Le sonreí mientras limpiaba mis lágrimas. Nos levantamos de la banca y me abrazó.

-Feliz Aniversário. Y cuando gustes, ahí nos puedes encontrar.

Me entregó una tarjeta de presentación y besó mi mano. Nos despedimos y cada quien siguió su camino, sin duda alguna un buen día para recordar porque sin querer encontré una parte valiosa de mi vida.

Pequeños momentos con un caballero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora