De regreso al Puerto.

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-¿Crees qué la vuelvas a encontrar?

-Aquí vive, tiene que estar aquí.

-Pero ya pasó mucho tiempo tío.

Ver la cara del tío Donald iluminada, esperando encontrar a la chica que lo ayudó aquella vez que el buque de la marina se quedó en Puerto Vallarta, pues habían comenzado las vacaciones primaverales y ellos seguían en alta mar, por lo cual el almirante pidió permiso para que pudieran quedarse en puerto por una semana, por lo cual, la Marina Mexicana accedió y los marines pudieron disfrutar de su descanso.

-Como quisiera encontrar a Francisco por acá.

-Eh Donald, ¿buscando compañía?

-No, un amigo, que es de por estos rumbos.

-¿Nació aquí?

-No, en Guadalajara, pero dijo que le gusta visitar este lugar y Acapulco.

El recepcionista los interrumpió. 

-Señor, ¿está hablando de Quintero González?

-Así es.

-Se fue hace dos días, vino a presentarse a un evento y después tomaría unas vacaciones fuera del país.

-Gracias por la información buen hombre.

Después de registrase todos se dirigieron a un bar, excepto Donald, que trataba de comunicase con sus sobrinos para decirles que no pasarían las vacaciones juntos, prometiendo llevarlos al lugar donde se encontraba ahora.

Salió del hotel para dar una vuelta, su malecón era tan lindo, tantas familias reunidas, parejas de enamorados, la fresca brisa del mar, le recordó un poco a la Bahía de José. Seguía caminado hasta que hubo un momento en el cual ya no sabía donde estaba, trataba de regresar sus pasos, pero parecía que se perdía más.

-Tranquilo Donald- decía para sus adentros-, vas a estar bien.

-Buenas tardes joven, ¿se encuentra bien?

-Buenas noches señorita, ¿me podría ayudar a encontrar mi hotel?

-Claro, ¿cuál es?

-Creo que es el Puerto Guirnalda.

-Estamos cerca, no se preocupe. 

Caminaron cerca de cinco minutos, en los cuales se contaron varios detalles interesantes para el visitante.

-¿Te puedo volver a ver? Eres una buena guía y quiero conocer el lugar, porque el único puerto mexicano que conozco es Acapulco.

-Claro, sí quieres te veo aquí, en el "Caballito de Zamarripa"

-Claro, sí quieres te veo aquí, en el "Caballito de Zamarripa"

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-Luego me vas a decir el porque del nombre, ¿verdad?

Solo sonrió, antes entrar le entregó un pequeño recipiente.

-¿Qué es esto?

-Se llama Cuala y es dulce típico de Vallarta, espero le guste, lo veo mañana. Adiós. 

-¡Tío, tío! ¿nos compras unos dulces? 

-Pregunten por la cuala, es muy rica.

-¿Pero con ese nombre?

-Yo sé lo que les digo.

Los niños caminaron sabiendo que su tío los esperaba en la estatua de nombre "El Niño sobre el Caballo de Mar" elaborada por Rafael Zamarripa, uno de los hijos ilustres de Jalisco.

-Niños si quieren conseguir cuala, vayan con la señorita que está a tres locales de aquí cerca de "Neptuno y Nereida", la estatua del tritón y la sirena.

-Niños si quieren conseguir cuala, vayan con la señorita que está a tres locales de aquí cerca de "Neptuno y Nereida", la estatua del tritón y la sirena

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-Muchas gracias.

Llegaron al lugar, estaban por cerrar.

-Espere señorita, queremos comprar un poco de ¿cu... cu...?

-¿Cuala?

-Eso. 

-Voy por ella, pero pasen.

-Sí joven, los envié a la tienda que esta frente al tritón y la sirena, ya casi cierra y puede que todavía estén ahí.

Donald llegó al lugar indicado, los pequeños estaba ahí.

-Listo niños, aquí tienen.

El rostro de la joven se tornó serio, Donald sonrió.

-Pensé que no regresaría.

-Creo que no te has olvidado de mi.

Ambos se abrazaron, cerraron el local y caminaron por aquel malecón en donde todos se preparaban para ver ocultarse el sol e irse a sus hoteles o a la diversión nocturna que se podía tener en aquel lugar, mientras una familia se prometían verse al día siguiente en el local, para pasar unos días de descanso.

La última tarde, el cuarteto se despidió, prometiendo volver con mayor frecuencia sabiendo que tenían un hogar en el Puerto del Occidente Mexicano. 

  

Pequeños momentos con un caballero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora