The three caballeros ride again.

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Continuación de Reencuentro...

No regresé al restaurante, me sentía mal por no poder cantarle su canción, en su lugar revisé el cajón donde estaban un viejo álbum, donde vi estaba el rostro que estaba llorando frente a mí, comencé a leer la carta que estaba cuando la puerta del departamento se abrió violentamente, Pancho estaba como alma que llevaba el diablo.

-¿Por qué no regresaste?

-No me sentía bien.

-¿Qué te pasa Carioca? Deja el pasado atrás.

-Me gustaría que todo fuera como antes, sí hubieras visto su rostro.

-Una persona entre un millón no hace la diferencia, como le dijeron; ya madura.

Don, así llamaba a Donald, se metió a la discusión.

-¿Qué haces con eso?

-Quería ver sí estaba aquí; es la del escaparate.

Panchito se tranquilizó después de mi comentario, no podíamos ocultarlo, estábamos llorando.

-¿Qué tal sí lo intentamos de nuevo?

Dijo Don mientras se limpiaba las lágrimas.

-Que sea su regalo para el próximo año, algo muy personal.

-Dudo que vuelva a poner un pie por ahí, después de como me porté con ella.

-Déjenmelo a mí.

Comenzamos el trabajo, una selección de nuestras canciones, grabaciones, patrocinadores y así llegamos a finales del mes de mayo y con ello el reclutamiento de jóvenes para trabajar en verano, no me había equivocado, ella estaba ahí, la salude cuando salió y me regreso el saludo.

-Espero que sea mi compañera de trabajo.

A la semana ya estaba en el puesto de cajera, aunque a veces cubría a alguno que otro mesero.

En la hora de la comida platicábamos y salíamos de vez en cuando. Después tuvo que regresar a la escuela pero pudo seguir con nosotros los fines de semana.

Pasaron los meses hasta que se llegó febrero la gran noche se acercaba, cerraríamos el día 20 para arreglar el lugar, ella pensaba que se trataba de una cena privada de empresarios.

-¡Vaya manera de pasar mi cumpleaños!

-Tranquila, piensa que la cena también es para ti.

-Igual, seré espectador, el gerente me pidió asistiera.

-Entonces ve y toma asiento y nos guardas un lugar.

El gerente hizo la presentación, estábamos preparados, pero nerviosos.

-Y después de tanto tiempo fuera de la vida pública, están de regreso: Los tres caballeros.

Llevé mis manos a mi rostro para ahogar mi grito de emoción, el telón se abrió y ellos estaban ahí como en el póster que tenía en casa, lágrimas brotaban, Panchito tomó el micrófono.

-Antes de comenzar este espectáculo, queremos agradecerle a nuestra linda señorita por hacer esto posible y de igual manera cumplir su sueño de estar en uno de nuestros conciertos, bienvenida a este tu escenario.

No pude evitarlo, rompí en llanto, sentí una mano en mi cabeza, era Don.

-No llores, ven, es tu cumpleaños y no sabes que felices estamos de que hayas llegado a nuestras vidas.

Los tres me abrazaron, después me entregaron un lindo sombrero y un sarape. El evento duró poco más de una hora y cerramos con la canción que les había pedido un año antes.

Después de ese día volvieron a escucharse en todas partes, poco a poco volvieron a ser lo que fueron y me invitaron a ser parte de ellos, sin dudarlo acepte, con la condición de que tenía que terminar la universidad y comenzar a perfeccionar mi inglés y comenzar con el portugués, porque:

¡¡¡The three caballeros ride again!!!

¡¡¡The three caballeros ride again!!!

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Pequeños momentos con un caballero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora