Tras varios meses en la marina, los días de descanso de Donald habían llegado, tío y sobrinos pasarían una semana juntos en una pequeña embarcación perteneciente al tío abuelo de la familia y uno de sus empleados de nombre Joe.
Todo parecía calma y quietud en aguas mexicanas, pues estaba cerca la migración de leones marino y ballenas, eventos enriquecedores para los pequeños, aunque una que otra aventura por estos mares no estaría de más, bueno, solo sí Donald se descuidaba por un momento de sus cuatro niños, incluyendo a Joe.
Los primeros dos días todo fue tranquilidad en la pequeña embarcación, pesa, buceo y los primeros leones marinos de la temporada, Hugo esperaba ver ballenas, pero la madre naturaleza les tendría una sorpresa.
Después de varios años de ausencia regresaría a mi país, no exactamente al lugar donde vi la luz primera, pero estar por unos días en uno de sus bellos estados me bastaba, pues el trabajo así lo demandaba. Al llegar al hotel, varios de los empleados se sorprendieron al verle, me recordó al día que llegó a la embajada mexicana en Australia, mi ídolo de la infancia frente a mí. Un documental de leones marinos y migración de ballenas era lo que había traído al Cazador de Cocodrilos a costas de la Baja California.
Al día siguiente estábamos por abordar el Croc One cuando se nos advirtió que una tormenta se aproximaba, el aviso había sido dado a conocer por todos los radios de las embarcaciones, las cuales se retiraron a tiempo o no zarparon de puerto. A excepción de una que también hubiera atendido el llamado sino fuera por Luis y sus juegos con Joe, al derramar líquido sobre el radio de la nave.
La embarcación fue a mar adentro y los Duck se dio cuenta de que el clima estaba empeorando y fue cuando Luis y Joe confesaron su travesura. Todos se pusieron su salvavidas, y alistaron las provisiones necesarias, cuando la tempestad se hizo presente, la embarcación se dejaba llevar por las bruscas olas del mar, hasta que chocaron con las rocas, se comenzaron a inundar y todos a los botes salvavidas los tripulantes parecían que estaban a salvo que una gran ola los golpeo y separó a los botes por rumbos distintos, Donald no podía hacer nada por el momento, pues intentar algo sería muy arriesgado, solo rogaba por no perder el gran tesoro que le dejo Della.
Cerca del medio día se levantó la alerta, pero se alertó de que restos de una embarcación habían sido encontrados y que ante cualquier persona se alertará a las autoridades para encontrar a las personas con o sin vida. Todos en el Croc One estábamos atentos ante cualquier situación y entonces Steve suspendió su trabajo para unirse a la localización de las personas, después se comunicó en la radio que un miembro de la familia de los desaparecidos se uniría a la búsqueda.
Quince minutos después se comunicó que dos de los pasajeros ya habían sido rescatados, aunque deseaban unirse a la búsqueda no se los permitieron, hasta que descansaran un poco. Donald estaba más malhumorado que en otras ocasiones, pero sobretodo nervioso por lo que podía pasar.
Pasaron doce horas y aún no había rastro alguno, varios continuamos con la búsqueda sin importar la hora, pues ahora sabíamos que eran tres niños los que esperábamos encontrar.
La embarcación de la familia Duck buscaba cerca del lugar donde había pasado todo y no había pista de donde pudieran estar, parte del equipo de buzos que iban con nosotros los acompañaban, cerca de las cinco de la tarde nos comunicaron que dos de los pequeños habían sido localizados en un bote hecho con deshechos pues Paco había salido a buscar ayuda y al ver que tardó decidieron buscarle.
Sin duda alguna Paco y su madre compartían muchas cosas pese a no conocerse. Y así pasaron las horas y un nuevo día comenzaba, me encontraba acompañando al tío de los niños que lloraba al imaginarse lo peor.
-Sabes, estará bien, lo vamos a encontrar.
-No es la primera vez que me dicen eso y no pude recuperar a mi hermana. ¿Sabes qué difícil es pensar en perder otra parte importante de mi vida?
No dije nada más, solo me acerqué para darle un fuerte abrazo y dejarlo llorar, interrumpí el abrazo...
-¡¡UN BOTE!! ¡¡UN BOTE!!
Sin dudarlo Donald se sumergió para nadar hasta él y yo puse en marcha el bote, cuyo ruido despertó al pasajero conforme me acercaba, Donald llegó primero y abrazó con fuerzas al pequeño, nos comunicamos por el radio para comunicar el feliz desenlace.
En la noche el señor McDuck hizo un brindis por cada uno de los involucrados de la búsqueda y rescate y al terminar un ruido proveniente del mar llamó nuestra atención; Steve y Hugo dijero: ¡¡Ballenas!!, salimos para apreciar la llegada de aquellos hermosos animales.
Espero que les haya gustado. Saludos.
ESTÁS LEYENDO
Pequeños momentos con un caballero.
FanfictionPor más que quise evitarlo, caí en la tentación de escribir algunos one-shots, aunque puede que algunos se extiendan un poco más, sobre Los Tres Caballeros, aunque la gran mayoría tendrán como protagonista a José Carioca, por ser mi consentido de lo...