Universo paralelo

Parte del universo

—Loki, reconsiderarlo. Debes hablar con Thor primero. 
—No hay tiempo, el alma de Loki se encuentra en números rojos. —se dirigió a la puerta, pero Strange lo sostuvo del hombro. 

—¡Arriesgarás tu vida por ir en busca de un alma! Quizás ya esté corrompida por los seres del plano astral, quizás sea imposible traerla.  —Strange miró fijamente las lagrimas asomándose en los ojos del otro— Quizás la única razón por la que esto te importa, es que crees que pagará tu deuda con el universo; te hará sentir mejor con respecto al hombre que asesinaste. Pero las cosas no funcionan así, salvar a Loki no te salvará.
El pelinegro frunció el ceño y bajó la mirada. El doctor por un minuto creyó convencerlo, casi pudo sentir un suspiro de alivio escapándose de él. Pero la respuesta fue distinta, un puño se dirigió a su rostro; un golpe fuerte que lo hizo escupir sangre y caer al suelo. Nunca habían peleado de esa forma. 
—No vuelvas a suponer sobre mi. —avanzó hasta la salida. Strange se levantó tambaleante. 
—Siempre te ha molestado la verdad, Loki. —el pelinegro desapareció sin dejar rastro— Mierda. 
 
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Thor se encontraba en el salón de su casa, sentado, intentando comprender el comportamiento de Loki. No podría describir con claridad lo que sentía, era algo nuevo. Las mentiras de parte de su pareja lo deprimían, le hacían pensar en un rompimiento. ¿Por qué no confió en él?, ¿Creyó que lo delataría, solo por ser un héroe? 

—¿Papá?...—Hela se sentó a su lado. Thor se limpió las lagrimas. 
—¿Qué pasa, cariño? ¿Quieres ver la televisión? 

—No.
—Oh, bueno. —tiró el control remoto al sillón— A esta hora no hay nada interesante, de todas formas.
—¿Discutiste con papá? —Thor guardó silencio.
—¿Soy tan predecible? 
—Solo un poco. ¿Qué ocurrió? 
—Cosas de adultos, no puedo involucrarte en esto. —le dio un abrazo y besó su cabeza. 
—Seré una niña, pero yo entiendo.  —le abrazó también— De seguro él empezó, es más peleador que tú. —Thor le sonrió a la pequeña "abogada", siempre le dio la preferencia a él. 
—No te preocupes, no es tan grave. —mintió.  
Un portal se abrió delante de él, mostrando a un hechicero con un poco de sangre en sus labios. Thor lo miró preocupado, la ausencia de Loki en aquel cuarto solo significaba problemas. 

—Hela, necesito que vayas a dormir, papá debe conversar. 
—Pero el tío Strange...¿qué está haciendo aquí? 

—¡Hela! —exclamó. La niña hizo un puchero y se fue corriendo a la pieza. 
—¿Qué ocurrió? —habló Thor. 
—Necesito un cabello de Loki, te explico en el camino. 

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Loki no se sentía bien con lo que hacía. Había golpeado a Strange solo para crear una distracción, y poder robarle adecuadamente ¿Qué tan bajo había caído? Al menos, ahora tenía el libro necesario para no equivocarse, porque si algo salía mal, ya no estaría Strange para salvarlo. 
Se trasladó a él mismo hacia noruega, una parte en la que había entrenado junto al doctor. El paisaje era hermoso. Dibujó los símbolos necesarios con un poco de pintura, intentando que quedaran lo más parecidos al libro. Gracias al sol, se secaron enseguida. Se sentó justo al medio, en posición de meditación. 
Entrar al plano astral requería un montón de fuerza y concentración. Loki pasaba por un momento angustiante, y eso se reflejaba en su equilibrio. Caminar en aquel lugar le costaba el doble, y levitar era casi como arrastrar un ancla. Sin embargo —y a duras penas— logró llegar a la abertura, a punto de atravesar la zona sin protección.
Esperó unos segundos, tomando aire y tranquilizándose. Era la primera vez que lo hacía solo. Miraba más allá, donde las criaturas estaban sueltas, donde le podían hacer el daño suficiente para no regresar a su cuerpo.
Estaba asustado, eso era un hecho, pero no podía retractarse, él no era así.  

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—¡¿Cómo es posible que no lo detuvieras?! —exclamó Thor, bastante molesto mientras caminaba por la montaña. 
—Lo intenté y ahora tengo el labio roto. —se detuvo al ver a Loki, el cual ya se encontraba en trance. Caminó hasta la marcas del suelo y se detuvo, observándolas detalladamente, tomando el libro que tenía a su lado. —Al parecer también es un ladrón. Pero me alegro, al menos lo hizo bien. —se sentó a su lado.