El hechicero supremo

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Advertencia: No veas la imagen de inmediato, porque es un spoiler de lo que aparece  después. 
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El funeral de Stephen Strange fue pequeño. Humilde como a él mismo le hubiese gustado, a pesar de que el mismo Tony se había ofrecido a pagar los costos. 
Loki intentó dar con algún familiar, pero no apareció ninguno. Sentía tanta tristeza por Strange; tanto odio por lo que hizo. 
—¿Cómo sigues? —preguntó Thor, sentándose en la orilla de la cama. Loki llevaba uno cuantos días sin levantarse, sin hablar demasiado. No fue capaz de dar su discurso en el funeral, no era capaz de conversar con Thor.— Se que estás despierto. No puedes seguir así, no te hará bien. 
—Tomó mi puesto sin mi consentimiento.—Thor guardó silencio— Él era el maldito hechicero supremo, yo debí morir.  
—¿Crees que Strange se sacrificó para que siguieras pensando de esa forma? —comentó ligeramente molesto. Loki lo miró sorprendido— Está muerto, es horrible, lo sé. Pero debemos seguir adelante. —tomó la mano de Loki— Contar su historia algún día. 
—No quiero contar su historia. —frunció el ceño— Quiero que esté aquí, dispuesto a narrarla por si mismo. No tenía el derecho para hacer eso. —se levantó para abrazar a Thor.

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Una semana había pasado, desde que el otro Loki se había ido, desde que Strange descansaba en paz. Todo parecía normal, como si nadie notara la ausencia del doctor, y eso molestaba a Loki, le daba rabia. 
Su luto duraría un tiempo indefinido, eso lo sabía. Y aunque Thor le recomendó no ir a su casa, este fue de todas formas. Se paseó por los grandes pasillos del doctor, caminó por el patio, y finalmente subió hasta su dormitorio. ¿Por qué tenía que ser tan sensible?, en el momento en que observó la cama desecha, rompió en llanto. Tocó la almohada con suavidad, como si pudiese sentir la calidez de Stephen sobre ella. 
Loki dudaba poder recuperarse de esto, era mucho para él. Thor y Hela estaban siendo un pilar fundamental en el duelo. Thor no lo dejaba tranquilo, lo invitaba a comer y a pasear por las afueras de la ciudad. Le seguía hablando, aunque Loki guardara silencio. 
De alguna forma logró escaparse ese día. Debía despedirse de la que se había convertido en su segunda casa. 

—Fueron buenos momentos...—susurró, antes de salir de la pieza. 

Caminó hasta la salida, dispuesto a marcharse para siempre. Su corazón estaba apretado, aún quería llorar, pero prefirió aguantarse. Un sonido lo alarmó. ¿La capa de levitación?, imposible,  se había olvidado completamente de ella. Se quedó parada frente a Loki, intentando que le prestara la suficiente atención. Su objetivo era guiarlo hasta la biblioteca privada. Loki la siguió, con cuidado e incertidumbre. ¿Por qué haría esto?, ¿había algo para él? 
La capa señaló la parte más baja de uno de los libreros, por debajo de el, para ser más exacto. Parecía una hoja, que llegó por accidente a ese sitio, algo que probablemente se había caído. Loki la tomó, estaba un poco sucia. Stephen descuidó su casa debido a los entrenamientos, eso explicaba el aumento de polvo. 
—¿Qué...? —era su letra, definitivamente lo era. ¿Se tomó sus últimos minutos de vida en escribirle algo a mano?, esto no era muy de su estilo. 
Sintió algo en su espalda, la capa se había pegado a él. No estaba entendiendo la situación, pero decidió concentrarse en leer.
"No imagino el dolor que estás sintiendo en este momento. Siempre fuiste un sentimental, aunque lucharas por demostrar lo contrario." 
 —Stephen...—miró al cielo por un rato, intentando que las lagrimas se mantuvieran en su lugar. Luego continuó con la carta. 
"En el futuro que estamos esto podrá parecer una cursilería barata, de hecho lo es, no podría dudarlo. Pero te conozco, y un vídeo o grabación de audio te destrozaría. 
No me disculparé por lo que hice, era lo correcto; es lo correcto. Mereces ser feliz. 
Voy a extrañarte, más de lo que puedas comprender; más de lo que cualquiera podrá comprender." 
Strange se había esforzado en que jamás se descubriesen sus sentimientos hacia Loki, pero Loki no era ciego; no era estúpido. Él era un mentiroso, había ocultado sus poderes, e información importante a todos sus seres queridos, ¿de verdad Strange creía que podía mentirle?
Loki lo sabía, desde hace mucho. Notaba sus miradas, sus cálidas sonrisas y lo sobreprotector que era. Pero Loki amaba a Thor, y eso Stephen lo tenía claro. Era un hombre decente y con principios. Nunca se hubiese atrevido a intervenir en una relación. Y quizás por eso a Loki le dolía más, Strange se había sacrificado por amor, por aquello que tanto intentaba guardar para si mismo, pero demostró en un ultimo acto de bondad. 
"Lo más importante ahora es mi puesto, yo se que te niegas a ser un héroe, que te asusta demasiado correr aquel riesgo. Pero el mundo no estará bien sin un Hechicero supremo.
Por eso, Loki Laufeyson. ¿Lo serías por mi?
Se despide por un tiempo largo:
Dr. Stephen Strange. Tu gran amigo, y más intimo confidente." 


A Loki ya no le quedaban lagrimas, sus ojos estaban demasiado irritados por el llanto de hace unos minutos. La capa incluso le había hecho cariño en sus mejillas, intentando reconfortarlo. A duras penas soltó una pequeña sonrisa, mientras recordaba los mejores momentos con su querido amigo. 
—Acepto, Stephen. —dijo, mientras abrazaba aquella hoja. Las ultimas palabras que atesoraría por el resto de su vida, mientras protegiera el mundo— Loki...el hechicero supremo. Me encanta. 

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