Universo paralelo

Sorpresas

Ambos habían salido del lugar sigilosamente y trasladado a unos cuantos kilometros de ahí. 
—¿En serio esperas que funcione? —preguntó Loki. 
—¿Tienes otra idea?
—Bastantes. 

—Déjame repetir. ¿Tienes otra idea que no involucre robar o dañar tu cuerpo? —el pelinegro suspiró. 
—Ni si quiera sabes si Heimdall vive. —el rubio lo miró y sonrió. 
—Pues hay que intentarlo. ¡Heimdall, abre el bifrost! —gritó levantando el martillo.

Hubo silencio. Loki aguantó la risa.
—Ni se te ocurra. —mencionó Thor molesto. 
—¿O qué? ¿me matarás? —sonrió, mientras que al mayor no le pareció gracioso. 

—Acércate a mi, o cuando me lleve te quedarás. 

—Oh, y eso sería una desgracia. —dijo con sarcasmo mientras quedaba frente a él. El mayor le tomó la cintura. 

—¡Heimdall, hablo en serio! ¡abre el bifrost! —el silencio impacientaba al rubio, se sentía defraudado, sin embargo luego de unos segundos el cielo se iluminó, transportándolos de forma inmediata. —¡Te lo dije! —le gritaba a al más bajo, segundos antes de llegar.
Al llegar a Asgard notaron a Heimdall y a un montón de guardias rodeandolos, entre ellos los cuatro guerreros que solían ser sus amigos. Thor entendió que debía ser cuidadoso, y eso significaba mantener a Loki al margen, por lo que le hizo retroceder, pero este le tomó del brazo inseguro. 
—No sabes lo que haces, podrían matarte. —susurró sacando una daga.
—No hagas nada, yo me encargo. —dejó su martillo en el suelo y levantó las manos, dando a entender que no buscaba conflicto. 
—No eres un midgardiano normal. Encontraste a mjolnir en tus tierras, y pudiste elevarlo. Significa que eres digno, y eso lo respeto. —Heimdall habló. —Sin embargo, pediste ser traído ante un lugar que no deberías conocer. Además de traer contigo a un hechicero peligroso.
—¡Ambos venimos en paz! —miró la daga del pelinegro y se la tiró al suelo—Solo queremos ver a Odin.
Los observaron durante unos segundos hasta que obedecieron su petición. Fueron trasladados al palacio sin que se les despegaran los guardias. Thor observaba su ciudad, estaba estable y brillante como solía ser. Los niños jugaban en las calles mientras los caballeros y damiselas conversaban tomando unos cuantos tragos. Loki por el contrario, se sentía culpable. Todo eso había desaparecido por su culpa. 
Una niña se le acercó al de ojos verdes, con cierta duda en su mirada. 

—¿Por qué llevan esa ropa? —preguntó con curiosidad, él no había notado que seguían vestidos como en la tierra. Antes de que pudiese responder su madre la alejó, con miedo en su rostro. 
—Supongo que aterro de cualquier forma. —susurró más bien para él, aunque su hermano escuchó. 
—Creí que eso te gustaba. —bromeó, creyendo que Loki le devolvería la broma, sin embargo este se mantuvo en silencio. Thor se sorprendió. 

El trono estaba ocupado por el padre de todo, quien mantenía a Frigga a su lado. Ambos los observaron con detención.
—Me informaron que querían verme. —hizo una señal para que los guardias se alejaran. 
—Nosotros... —pensó bien antes de hablar. Las cosas parecían más sencillas en su cabeza, no sabía si decir la verdad les convendría, habían pasado demasiadas cosas en los últimos años. Miró al pelinegro unos segundos, quería saber su opinión al respecto pero su mirada contemplaba a Frigga con tristeza. 
—Eres portador del mjolnir. Un ser digno entre los mortales. —añadió la maga.
—Si... tengo una pregunta para ustedes. —guardó silencio—¿tienen hijos? 
—No.
A Thor se le apretó el pecho. Loki entendió su reacción e intervino. 
—Rey y reina de Asgard. —pausó —No somos de Midgard.—se volteó a ver al musculoso y le sonrió —Pertenecíamos a este lugar hasta que el ragnarok inició. 
—No es posible, el ragnarok no está ni cerca de comenzar. —comentó Odin. 

—No, aquí no.  —dio un gran suspiro—Ambos somos de otra dimensión. Donde pasaron una cantidad innumerable de desastres, donde este hombre —señaló a Thor—Dio todo su poder para solucionar las cosas.