◇Ver el pasado y el futuro de los demas puede ser fascinante y asombroso.¿Pero que pasa cuando no recuerdas nada de tu pasado y no sabes que te espera en el futuro?.
◇Jun es un demonio
◇Minghao es un angel
◇Dos mundos diferentes
◇Y un amor prohibido...
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-Vamos, Minghao, camina más rápido - apresuró Chan quien ya comenzaba a elevarse un poco del suelo.
Hizo una mueca tratando de alcanzarlo, sus delgadas piernas no eran tan rápidas y resistentes, se cansaba muy rápido y seguirle el paso a alguien que vuela no es fácil. Después de ese sueño - o por lo menos Minghao lo calificaba como pesadilla -, no logro volver a dormir y amaneció con una horribles ojeras debajo de los ojos y los ánimos por el suelo, si hubiera sido su decisión se hubiera quedado en su casa sofocado y no afuera desesperado solo porque Chan le había insistido salir a no sabe dónde.
-No puedo ir más rápido - contestó, el menor se detuvo de repente y volteó hacia atrás donde Minghao estaba algo lejos.
Ayer había visto a su amigo desanimado, serio y callado; muy diferente a como lo había conocido. No se mira como el ángel alegre y curioso, el que podía reparar cosas o quedaba maravillado cuando miraba un atardecer en las nubes, aquel que había atrapado descubriendo su tesoro, algo le estaba pasando y lo ayudaría a solucionarlo, o al menos que sonriera un poco, porque todo el tiempo ha tenido las comisuras de sus labios hacia abajo. Y omitía el hecho de que su cabello se mira un poco más opaco de lo común, ni el propio Minghao lo había notado.
-Estaba bien, voy a ir más despacio - dijo esperando a que Minghao lo alcanzará, con paso lento llego hasta él para poder caminar a su lado - ¿Quieres ir a la ciudad? - le preguntó tratando de animarlo.
-No.
Chan torció los labios tratando de pensar a donde podían ir para divertir a su amigo. Caminaban a paso lento, Minghao comenzaba a desesperarse, no quería ir a ningún lugar, deseaba estar en casa y poder estar solo.
-¿Quieres ir a la biblioteca?
-No quiero ir a ningún lado - respondió secamente cruzándose de brazos sin dejar de caminar.
-Minghao, ¿te pasa algo? - cuestionó colocando su mano en el hombro de este.
-¿Estás bien? - escucho que alguien le preguntaba. Sintió miedo y lo único que pudo hacer fue encogerse aún más y seguir sollozando -No tienes porque temerme.
Una cálida mano se posó en su brazo lleno de moretones. Levantó la vista dudoso encontrando el rostro sonriente de un ángel.
-¿Qué te pasó? - preguntó viendo como las lágrimas se escurrían por el rostro del niño.
-Nada - contestó en un hilo de voz.
Lo abarcó con sus brazos y lo sostuvo con fuerza. No lo pensó dos veces cuando ya le había correspondido el abrazo con la misma intensidad. Ocultó su rostro en el pecho del mayor permitiéndose llorar libremente. ¿Hace cuánto no recibía un abrazo? Quizás nunca recibió uno y hasta ahora descubría lo cálido y acogedor que podía llegar a ser el gesto.
