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Lee Chan

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Lee Chan

Muchas veces la vida no es justa con algunas personas, mientras unos tenían todas las comodidades a otros les faltaba, los cobardes se convertían en débiles y los valientes en poderosos, cada quien se valía por sí mismo y tenía aguantar cada cosa mala que le pasara. En ese mundo donde se suponía que todo era felicidad, había una inmensa tristeza, decían que siempre había paz, pero los golpes nunca faltaban, alardeaban que nadie sufría mientras se tenían que aguantar las lágrimas, llorar en silencio con tal de no ser visto. Lo que se suponía que era el paraíso desde afuera era un infierno por dentro, solo que lo escondían detrás de una bonita fachada, todos llevaban máscaras que ocultaban sus verdaderas intenciones y sus rostros, haciéndoles parecer inocentes, pero de algo estaba seguro; nadie de ahí era inocente, aunque poseyeran alas y coronas, todos tenían pecados.

Abrazo sus piernas y escondió su rostro entre el espacio que formaban estas, las lágrimas salían sin control, quería evitarlo, pero no podía, se sentía tan miserable y cobarde. Su cuerpo dolía y no podía hacer nada más que quedarse ahí sin poder moverse, tenía miedo de levantar la mirada y verlos de nuevo, ya no quería sufrir más, pero le era inevitable. ¿No se supone que todos son buenos? ¿Por qué un inocente como él tenía que pagar las consecuencias? Mentiras, todas eran mentiras, nada de lo que ellos decían era verdad, ellos no eran los buenos, solo se escondían para luego atacar sacando lo que llevaban dentro, su verdadero ser.

-¿Estás bien? - escucho a alguien hablar. Sintió pánico, su corazón se detuvo un segundo cuando los pasos se seguían acercando, lo único que pudo hacer fue encogerse en su lugar y seguir sollozando - No tienes porque temerme.

Una cálida mano se posó en su brazo lleno de moretones, se asustó un poco y alzó la vista encontrando el rostro sonriente de un ángel. Su cabello rubio resplandecía al igual que sus ojos claros y la sonrisa en su rostro le transmitía cierta tranquilidad, era hermoso y creyó por segundo estar viendo un espejismo.

-¿Qué te paso? - preguntó el ángel, sintió como las lágrimas bajaban por sus mejillas, no quería que lo vieran así, ellos eran malos y una linda sonrisa podía llegar a ser falsa, actuada y practicada desde hace tiempo para engañar a las personas.

Ellos son malos, ellos son malos...

-Nada - contestó con un nudo en su garganta, quería salir corriendo, pero sus piernas dolían demasiado y además tenía miedo, mucho miedo de que le volvieran a hacer algo.

Se tensó cuando sintió unos brazos envolviéndolo, trato de apartarlo, pero no pudo, sus puños se cerraron en el pecho contrario y se venció, dejó de luchar para simplemente quebrarse en ese momento, ocultó su rostro permitiéndose llorar libremente ¿Hace cuánto no recibía un abrazo? Quizás nunca recibió uno y hasta ahora descubría lo cálido y acogedor que podía llegar a ser ese simple gesto.

No se percató cuánto tiempo había pasado en el pecho del contrario llorando, tampoco tenía idea de quién era ni que hacía ahí ¿Y si era de los malos? ¿Si estaba ahí para llevárselo? ¿Qué tal si le hacía algo malo? Se apartó rápidamente de él limpiando sus mejillas, el extraño lo vio con un gesto comprensivo, se sentó a su par y no dijo nada, veía al suelo y movía sus dedos encima de su pierna. Trato de levantarse y huir de allí, pero falló lastimosamente cayendo nuevamente haciendo que sus huesos crujieran.

My I |JunHao|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora