My I |JunHao|

Capitulo 21

<<Te falle a ti y a mí, lo siento>>

¿No estaba cansado de ser de esa manera? Si, si lo estaba ¿No estaba dispuesto a cambiar para ya no sentirse tan mal? Si, si lo estaba ¿No estaba dispuesto a dejar todo atrás y centrarse en sí mismo? Si, si lo estaba ¿Entonces si estaba tan seguro de todo porque ahora pensaba lo contrario? Por qué no todas las personas son tan fuertes como para resistirlo. No importaba que tanto escribiera, si llenaba un libro entero con todas sus tonterías, nada pasaría ni nada cambiaría, las cosas no se irían escribiendo, el tiempo no retrocedería solo porque así lo deseaba, él no se haría valiente de la noche a la mañana solo por habérselo propuesto sin dejar que nada le afectará, Minghao no iba a cambiar por cuenta propia.

Pero eso era solo una escena, un ataque más que pronto se le pasaría, que volvería a levantarse y luego caería de nuevo, tropezándose pero no limpiándose las heridas del accidente anterior, dejando las consecuencias en su ser impidiéndolas sanar solo haciendo que en un momento se abrieran para que sangraran y dolieran. Pasaría todo el resto de su existencia de esa manera, llegaría a un punto en donde colapsaria, cuando se cansara y ya no pudiera más, terminaría desgastado y desgarrado, demasiado tarde como para ser salvado.

Dejo todo a un lado, ya no le importaba lo que significaba, ya no le importaba avanzar hacia ese lugar donde su pesadilla estaba oculta, se acercó a paso lento hacia la puerta, la abrió encontrándolo de nuevo, ya no le importaba si hubiera alguien más afuera, ya no le importaba si era recordado o no. Apareció de nuevo frente a él, clavando sus ojos en este, ya no le importaba las cosas que dejaría atrás ya que sabia que no había ninguna, ya no le importaba la opinión de los demás; observó su triste reflejo queriendo apartarlo, ya no le importaba si lloraba, ya no le importaba si sonreía; dio unos cuantos pasos haciéndolo quedar a centímetros del cristal, ya no le importaba lo que hacía, ya no le importaba si volvería a sentir ese mismo calor; colocó su mano en el espejo sin despegar sus ojos de los contraríos, ya no le importaba lo que sentía, ya no le importaba si existía algún futuro para él; era tan fácil hacer promesas así como también era fácil no cumplirlas; ya no le importaba si lo volvería a ver, ya no le importaba si lo encontraba; no podía esperar más, había sido demasiado tarde, su mano se convirtió en un pucho apuntando a su reflejo, ya no importaba su historia, ya no importaba si alguien lo esperaba, ya no importaba dejar caer todo, ya no importaba dejar de respirar, ya no importaba hacer algo en especial, ya no importa nada; él ya no importaba.

Todo sería más fácil si el dolor se fuera.

El cristal se rompió, se hizo añicos dejando destrozos por todas partes, la sangre comenzaba a correr por sus nudillos y sus rodillas flaquearon haciéndolo caer al suelo donde pedazos de vidrio afilados se encontraba, se clavaron en su piel y debajo de sus manos habían cientos de estos, comenzó a doler mientras se iban incrustando en sus palmas hasta el punto de lastimarlo y el color carmesí a hacerse presente. Vio su rostro reproducirse ciento de veces en los cristales que quedaban, a donde volteara ahí estaba, hasta el último momento lo seguiría haciéndolo sufrir, no tenía porque seguir soportándolo, debía deshacerse de eso lo más rápido posible, acabar con su existencia y por fin tener paz. Su cabello se comenzó a pegarse a su cara y varias gotas de sudor a escurrir de su frente, hacia demasiado calor y comenzaba a sofocarse, acabaría con ese infierno de una buena vez; su garganta ardía y sus ojos picaban, no lo pensó dos veces cuando acercó su lastimada mano a un cristal, el aire le comenzaba a faltar y su vista a nublar, ¿Estaba seguro de lo que hacia? Si, lo estaba.