40. El motivo por el que dejé básquet.

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Voy a contar el motivo por el que dejé de ir a básquet principalmente, ya que eso no fue hace mucho.

Era una noche como cualquier otra en la que estábamos practicando, pasa que al hacer dos rutas, pase, pique y tiro al aro, luego pase cruzado más otras cosas, me olvidaba fácilmente de cómo tenía que seguir.
No sé si el hecho de que memorizar cosas se me dé tan mal, sea parte del síndrome o en serio se me da tan mal únicamente a mí.
Entonces siempre lo olvidaba y mi compañera que estaba conmigo se agarraba una fuerte rabieta por tener que decirme cómo tenía que seguir y cosas así.
Memorizar muchos pasos no es lo mío, mi mente ya es un desastre de por sí, imaginen recordar cosas así.
Siempre olvidaba las coreografías en danza, los pasos en gimnasia artística, las distintas formas de nadar en natación o cosas muy simples, no sé si sea mi mente o parte del síndrome, en serio.
Pero, cuestión, esa noche pasó lo que conté arriba, el profesor me gritó y humilló delante de mis compañeras y decidí salir de la cancha y me quedé a un lado.
No quería volver a entrar, también rogaba llegar a una ansiedad extrema para que me dé un ataque de pánico y pudiera descomponerme y no volver a entrar.
Entonces pasó que me puse tan ansiosa, tan nerviosa y angustiada, hasta que empecé a tener los síntomas de un ataque de pánico y le dije a una compañera que estaba a mi lado, el profesor vino a mi lado, me preguntó qué me pasaba pero empezaba a escuchar su voz como lejana, todo se me oscureció. Había llegado a la parte final del ataque de pánico y no escuché y vi más nada.
Cuando desperté estaban todas mis compañeras a mi alrededor, yo sentada en una silla con mi profesor preocupado a mi lado, mirándome nervioso y tomando mi pulso, los miré a todos con confusión hasta que hice memoria y recordé lo que había pasado anteriormente.
Él me preguntó si estaba bien, cosas así, me dijo que me quedara ahí sentada fuera de la cancha.
Por dentro me sentía feliz, había conseguido mi objetivo, pero también me sentía intimidada por tener a tanta gente a mi alrededor.
Mi profesor se disculpó, inútilmente (porque luego siguió haciendo lo mismo en las siguientes clases) y luego mi madre vino a buscarme.
Los gritos del profesor, sus humillaciones y los malos ratos que me hizo pasar, colmaron mi paciencia, caí en depresión y le rogué a mi madre para dejar de ir.
No sé si es posible provocarse un ataque de pánico como me pasó, si estaba nerviosa o logré hacerlo porque me estaba torturando a mí misma. Si alguien sabe, respóndame.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora