44. No puedo con mis nervios. I

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Ayer mis padres salieron temprano para ir al médico, así mi madre se hacía unos estudios de cómo iba estas semanas después de la operación.
Entonces... Me desperté porque mis perros ladraban sin parar y estaban eufóricos -para mal-. Después de eso decidí levantarme de la cama para ver quién carajos estaba llamando con palmas fuera de casa. Tenía mi cabello, que más que un desastre, parecía que un huracán había pasado por mi casa, así que me acomodé el vestido que me había puesto para dormir, aunque si soy sincera ni siquiera llevaba puesto un sostén debajo, ya que prefiero dormir con completa comodidad sin ellos.
Entonces quité la traba de la puerta del costado y salí por ella.
Vi que detrás del portón que divide mi casa del garaje, estaba un señor vestido por completo de azul, con una especie de libreta en mano. Vi que detrás de él estaba el típico auto de policía.
Oh mierda. Un policía en mi casa. Un maldito policía en mi casa, alto, mirándome con seriedad.

Él preguntó por los nombres y apellidos de mis padres, dirigió una rápida mirada a la especie de libreta y luego la dejó fija en mí.

Aclaré mi garganta.

-Eh... No... Es decir, mis padres no están en casa, salieron porque... tenían que ir al médico en Villa Libertador San Martín - intenté mantener mi mirada sobre el policía, fallando.

-Ah, bueno. ¿Sabes a qué hora los puedo encontrar? - preguntó él.

-Regresan aproximadamente a las cuatro o cinco de la tarde - sonreí algo incómoda.

-Muy bien, regreso para aquella hora.

-Bien... - entré corriendo a mi casa, temblando, con el corazón en la garganta.

»¿Qué es lo que quiere de mis padres? ¿Nuestras estúpidas vecinas nuevamente empezaron con sus denuncias? ¿Por qué me siento tan mal con ese hombre frente a mí?«.

En mi mente pasaban muchas dudas, preguntas y situaciones que pudieron o pueden llegar a pasar con ese hombre exclusivamente.

Entré a la habitación de mis padres con el corazón en la garganta.

-Azul... - pronuncié, rompiendo en llanto, temblando por completo - ha-...había un policía, él... Él me dijo que buscaba a mami y papi... - me rompí aún más, tomando mi celular -.

Le mandé un audio a papá contándole todo lo que había pasado anteriormente. Él me respondió diciendo que no me asuste, que no siempre vienen por denuncias o cosas así, que él llamaría a la comisaría para ver si sabían de algo.

Esperé su mensaje mientras me comía las uñas por la ansiedad que me estaba causando la situación.

Escuché el audio y esperaba una denuncia o cualquier cosa antes que eso.

Ya estaba lista la Cámara Gesell. Y yo no estaba fuerte emocionalmente como para cruzarme con quien abusó de mí siendo pequeña. Pero sí estaba lista para hacerla pasar un momento terrible que no se le olvide en su perra vida.

Ya estaba el proceso. Ya estaba todo listo. Tendría que hablar ahora, sí... Desenterraría ese pésimo momento en mi vida para después enterrarlo definitivamente y para siempre.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora