69. Cuarentena y cambios en mi vida.

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Hace tiempo no escribía por acá, pero se debe a que he estado pasando por un millón de crisis emocionales y, en parte, cambios abruptos en mi vida que me quitaban hasta las ganas de hacer las cosas que más disfruto.

La cuarentena no me ha afectado en sí, porque estoy acostumbrada a pasármela encerrada, no salir mucho de casa o prácticamente no ver la luz del sol... pero sí me ha afectado en aspectos más íntimos, como en cuanto a pensamientos o sentimientos. Me he vuelto muy inestable y tuve que acudir al psiquiatra... y me han medicado para que pueda dormir y la ansiedad que siento no me termine perjudicando. El señor me recomendó que también viera películas sobre mi síndrome para poder comprenderlo mejor, pero no soy muy fanática de todo lo relacionado a contemplar en silencio con imágenes, me aburre. Además, ¿para qué quiero yo ver una película sobre el Asperger, si es con lo que debo vivir mi día a día? Digamos que ya sé cómo soy y he hecho un análisis interno en cuanto a mi personalidad, para poder entenderme mejor a mí misma.

Más allá de eso, el psiquiatra fue muy amable y me platicó brevemente sobre él, lo que me hizo tenerle un poco más de confianza.

Él me explicó que la Risperidona −que es el medicamento que debo tomar oralmente− lo utilizan en personas que tienen esquizofrenia, y que me habló acerca de ese dato interesante porque presentía que yo seguramente iba a investigar... Probablemente lo dedujo cuando le conté que me gusta investigar sobre desórdenes mentales. Aunque, de hecho, yo ya sabía sobre la Risperidona, y también me preocupé cuando escuché que me recetaba ese medicamento, sobre todo porque es un antipsicótico... ¡y yo no tengo brotes psicóticos, esquizofrenia o bipolaridad! No obstante, él no se quedó atrás y me tranquilizó, diciendo que en mi caso solo serviría para organizar mis ideas y bajar mis niveles de ansiedad.

Actualmente llevo unos quince días con el medicamento y ahora está comenzando a hacer efecto... y me ayuda demasiado, ya que puedo dormir y comer mejor.

Los primeros días de crisis estuve llorando por sentirme diferente e insuficiente conmigo misma, mi rostro parecía el de un fantasma y mis ojeras eran horribles. Dormía mal, comía de una forma pésima y no podía controlar mis emociones, mi impulsividad y me iba al extremo por nada, y mi familia repitiéndome que "me veía borde y dramática", solo empeoraba la situación.

No pude finalizar mis tareas, o intentar hacer algo, y aún no puedo concentrarme del todo... y sí me voy al extremo por tonterías, pero es algo que puedo controlar mucho mejor.

En mi casa aumentaron los gritos y el escándalo, y las peleas también se volvieron frecuentes en cuarentena.

No quise hablar con mis amigos a distancia, a veces aparezco y luego me vuelvo a ir, siento que no encajo en ningún sitio, ya es una situación de desesperanza donde no me hallo en paz en ningún lugar.

Últimamente estoy más tranquila porque mi hermana no está en la casa y me evito un buen par de problemas, pero al mismo tiempo pienso muchas tonterías, mi autoestima va de un extremo a otro, tal y como mis emociones.

Tengo pensamientos intrusivos cada tanto, pero puedo controlarlos con el medicamento, ya que tengo más organizadas mis ideas.

De a ratos solo pienso en morirme, porque siento demasiada tristeza, siento un vacío que nunca se llena con absolutamente nada; pero luego las cosas comienzan a marchar mejor.

No voy a negar que estoy más estable, pero no considero que sea lo suficiente como para gritar que lo logré, porque en ocasiones todo vuelve a ser igual o peor.

Pienso en que debo encajar y que no puedo hacerlo y es horrible. Pienso en mis amigos y en la gente que quiero, y a su vez temo molestarlos, aburrirlos o que se vayan, porque siempre doy todo de mí, pero la gente siempre acaba yéndose o dejándome a la deriva...

Siempre procuro ser una buena persona, ayudar, estar para quien lo necesite, preocuparme por los demás... pero al final del día nadie es capaz de hacerlo por mí. Quiero mostrarme con la misma transparencia con la que siempre lo he hecho, pero estoy tan cansada de sentir que la gente me va haciendo a un lado, que simplemente hago lo mejor posible por mostrarme con cierto grado de indiferencia; porque, ¿saben qué? Mientras más interés le ponen a alguien, mientras más se esfuerzan en darles su corazón o mostrarse tales cual son, menos les interesan. Es la ley de la vida: mientras más, menos; y mientras menos, más. Duele, es duro, pero así aprendí.

Quiero pensar que una vez finalice la cuarentena, todo será como antes, y vendrán cosas mejores. Pero ser muy positivo y tener las expectativas más altas que la realidad, no es sano.

Y prefiero mil veces usar mi capacidad de raciocinio y no mis sentimientos, porque estos últimos son los que me han puesto inestable; aunque bueno, tal vez lo digo por ser Aspie, porque prefiero irme más por el lado de la razón, no lo sé.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora