79. Y para cerrar esto de una vez.

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Actualmente no pienso tanto en lo que mencioné hace dos capítulos anteriores, estoy más tranquila y —sin ánimos de sonar a fanática religiosa— el día que yo me muera, encomiendo mi alma en manos de Dios y sé que iré a su encuentro. Ya estoy mejor, siento paz y, si bien mis sentimientos no pararon del todo, siento más tranquilidad, aunque tengo unas cuantas inseguridades y miedos que aún persisten, pero creo que las hablaré con mi psicóloga mañana mismo, no sé qué tanto pueda ayudarme ella y con una videollamada, pero bueno, haré mi mayor esfuerzo.
Además, por primera vez en la vida siento demasiada soledad y temo demasiado...
Esta cuarentena está volviéndome realmente loca, y quisiera volver todo a la normalidad, al colegio, a ver a mis compañeros que tanto odio pero echo de menos, a hablar con amigos que últimamente están ocupados y no podemos hablar tanto.
Quisiera sentirme en libertad y que la vida no pasa delante de mis ojos.
Quiero que el medicamento me haga efecto y pueda estabilizarme y dejar de pensar tanto.
Odio al maldito Coronavirus, vino a arruinar todos nuestros planes, a jodernos un año entero, yo ya he perdido tres meses en los que hubiera podido viajar a festivales...
Quiero que todo vuelva a la normalidad, quiero dejar de ver las noticias, la televisión, los medios de comunicación, toda esa basura asquerosa.
Quiero dejar de pensar con tanta lógica y sentirme en paz.
Hoy fui a hablar con el cura de mi ciudad. No soy fanática religiosa, como ya mencioné, pero sí necesitaba esa guía, esa luz... Necesitaba un poco de felicidad entre toda mi marea asfixiante.
Pude rezar con él y me dio la bendición... Cuando eso sucedió, sentí que el mundo se me daba vuelta, no sé por qué, pero fue una sensación que nunca antes tuve y nunca sabré explicar, algo así como les suceden a las personas que van a visitar a una señora que tiene visiones con la Virgen del Cerro, en Salta... Esas personas —creer o reventar— son tocadas por esa señora y la mayoría suelen caer hacia atrás (obviamente son tomados por personas que trabajan allí) e incluso algunas se desvanecen por algunos minutos. Bueno, algo así me pasó, tuve esa sensación de vuelco cuando el cura tocó mi cabeza.
Prefiero creer mil veces en el Reino de los Cielos, creer que me abandonará el alma algún día, y podré hallarme con Dios, o regresar a la fuente del universo, como ustedes quieran llamarle, porque sé qué será así... Y nadie, absolutamente nadie, debe poner en duda lo que yo creo o siento.
Hay gente que decide no creer, y jamás fui a atacarlos por eso. Pero a mí me han atacado y han puesto en duda mis creencias, como si no valieran nada... Cuando ellos tampoco tienen pruebas para afirmar la inexistencia del alma, o de Dios.
Escribo sobre esto porque es algo que necesito cerrar y dejar a un lado, para superarlo y ya no pensarlo más.
Eso odio de algunas personas: que quieren imponerle a todo el mundo sus no creencias o sus creencias. Yo estoy bien con lo que creo, y tengo la fe de que lo que creo será real, porque yo soy dueña de mi realidad, y dudo que lleguemos para vivir y morir. Los seres humanos, le pese a quien le pese, no somos como cualquier otro animal, no digo que seamos más que ellos, sino que tenemos capacidad de raciocinio, de entendimiento y comprensión, ¿por qué no podemos poseer un alma, o algo que nos distinga?
Yo suelo tener sueños premonitorios, un animal no podría tenerlos, por ejemplo. Entiendan, no somos un animal más, somos muchísimo más que eso.
Y sé que me espera una vida llena de metas, sueños y felicidad, con sus momentos difíciles... Pero no debo pensar en esto.
La clave para la felicidad está en no pensar ni en el pasado, ni el futuro, vivir el presente simplemente.
Pero bueno, también hay que entender que la cuarentena nos genera ansiedad, pensamientos indeseados y estupideces sin ninguna clase de sentido.
Actualmente me encuentro más tranquila y segura de mí misma, aunque tengo ciertos pensamientos similares a delirios, pero bueno, ya soy así.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora