80. Hoy, 23 de junio.

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Hablé con mi psicóloga sobre mis pensamientos. Me explicó que efectivamente se trata de pensamientos obsesivos, y que es imposible que los pueda quitar en el momento, que ellos se van a sostener por un tiempo hasta que no centre más mi atención en ellos, y que son intrusivos y por lo tanto no tendré el control sobre ellos.
Me explicó que gran parte de las personas lo tuvo alguna vez... Y me explicó que lo que yo tengo es una constante ansiedad, por no decir varios tipos.
La verdad, me encantaría no estar tan mal y angustiada, tan sobrepasada por un sinfín de cosas.
Esta cuarentena en Argentina se volvió malditamente eterna, ya estoy harta, si debo morirme no será justamente de Coronavirus, así que ¿por qué tanto drama por esto? Incluso una neumonía resulta más peligrosa que este virus asqueroso que vino a joder mi vida.
Hace tres meses que no voy al colegio y estoy tapada de hojas de actividades y más y más cosas por hacer.
Quiero volver al colegio, rehacer mi vida normal... ¿Por qué —si acá en mi ciudad no hay ningún caso de Coronavirus— debemos vivir como prisioneros? Me siento presa en mi propia casa, ya hasta hemos superado los cien días, fuimos muy perseverantes, ahora todo al demonio. Quiero volver a mi vida normal y que mi alma tenga un poco de respiro, ya hasta estoy —de manera figurada— amohosada por estar tan encerrada.
Esto es poco sano para nuestra salud mental, para mi estabilidad y mis pensamientos obsesivos. Estoy más tranquila, pero eso no quita que siga igual de susceptible que antes, o el triple.
Tengo algunos comportamientos obsesivos compulsivos, pánico, fobia social o algún otro tipo de fobia (como las que ya mencioné capítulos atrás), trastorno de ansiedad por separación.
Ansiedad e inestabilidad emocional no son una muy buena combinación, para ser honesta.
Mi psicóloga me pidió que no intente deshacerme del pensamiento obsesivo, pero es tan difícil, cuando se hace presente solo quiero arrancarlo para sentirme en paz y tranquila.
Quiero que esta maldita cuarentena se acabe. Dudo que en otros países la cuarentena esté siendo tan extensa y exhaustiva.
Me siento desolada. Siento demasiada angustia. Tengo miedo de abrir los ojos, pero también me aterra cerrarlos y dormir. Tengo miedo a la noche, a la cama, a mi almohada, pero también estoy muy cansada y desganada.
Tengo miedo a la muerte, pero no me siento del todo viva.
Siento mucho cansancio, mucho miedo y mucho estrés.
Ansiedad por todo, por nada y por si acaso.
Tristeza, luego euforia, luego tristeza otra vez, luego con el ánimo por las nubes y después simplemente decaigo. Estoy cansada de este sube y baja de emociones, del cual no sé quién se va a bajar primero.
Estoy cansada de sentirme en absoluta soledad, de querer gritar y contarle a alguien lo mal que me siento, pero no saber cómo, comunicarme horriblemente mal e incluso sentir una opresión en el pecho que no permite hablar o expresarnos con tranquilidad.
Estoy enamorada, pero mis sentimientos son ignorados, entonces tampoco puedo centrarme en algo interesante como el amor.
Últimamente procuro gastar mi tiempo viendo videos de tarot, espiritualidad, teorías conspirativas o BTS. No existe algo más capaz de ayudarme a borrar los malos pensamientos.
Esta noche vamos a ir a la quema del San Juan que hará mi familia, una celebración un tanto extraña que, si bien me gusta, la considero un tanto extraña y hay cosas que no me explico.
Hay mucha leña y mugre para prender fuego, no somos de esas personas que queman muñecos y cosas así, más bien juntamos madera, ramas y cosas durante todo el año, y llega el 23 de junio a la noche y lo prendemos fuego. Eso podrá hacerme sentir mejor, ya que siempre me sentí atraída por ese tipo de ritos un tanto extraños, pero llamativos.
Oh, ahí están apareciendo los pensamientos obsesivos relacionados a la muerte, otra vez. Espero que algún día pueda deshacerme de ellos, la verdad, lo imploro desde lo más profundo de mi corazón, quiero vivir en paz, quiero que se acabe la cuarentena y que este maldito virus se extinga, o que por favor saquen una vacuna, ya es necesario, ya llevamos tres meses desde que nuestras vidas se truncaron.

Diario de una chica Asperger. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora