Cap.18

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Pov. Brais

Once días sin rastro de Carla, todo por mi culpa joder. No debí separarme de ella ni un segundo en un lugar lleno de borrachos y peligro. A saber dónde está ahora y con quién.

—Prometo besarte en cuanto te vea Carla.

Llamo otra vez a su madre por si tiene noticias, llevo llamándola desde el primer día, espero que no me acabe odiando.Siempre es lo mismo, llamo, me dicen que no saben y cuelgan pero esta vez es diferente.

—¿Está en casa? ¿CARLA HA VUELTO? Cielo santo voy para allá, quieran o no, lo siento necesito verla.

Cuelgo mientras la madre me dice que no vaya.

—Al igual le hago caso señora —digo en voz alta—.

Salgo corriendo de casa y me meto en el coche.

En 10 minutos llego a la casa de Carla y la veo salir corriendo con una maleta en dirección a un coche blanco.

No entiendo nada.

Paro el coche y salgo corriendo hacia ella.

Necesito abrazarla y que me explique todo.

Cuando se mete en el coche me mira y se queda pasmando. Mira hacia atrás y yo también.

Toni y su madre salen corriendo detrás del coche y Carla me hace uña señal, señalando a su móvil.

Cojo mi móvil y rápidamente la llamo.

—Brais..

—Carla joder, dios estás bien, no entiendo nada, necesito verte por dios ¿a dónde vas?

—Tranquilo... Sí estoy bien me han echado de su casa. Te lo explico en unos momentos, ven a casa de Carlos.

—¿Te han echado? ¿De Carlos? ¿Por qué?–pregunto estresado, la tuve tan cerca y no puedo estar con ella hasta unos minutos—.

—Por favor, ven.

Cuelga.

Toni y su madre se acercan a mí.

—¿Sabes a dónde ha ido?

Niego con la cabeza y me meto en el coche.

Me dirijo a la casa de Carlos, sé dónde es porque Carlos y yo fuimos mejores amigos cuando éramos unos niños. Pero yo me mudé y dejamos de hablar. Cuando volví ya me había olvidado.

[...]

Aparco malamente delante de la casa de Carlos y bajo corriendo, Carla ya ha llegado.

Toco el timbre repetidas veces.

Abre Carlos y me mira un poco sorprendido pero luego relaja la expresión y me indica que pase.

Entro y me dirijo hacia Carla que está acurrucada en los brazos de Martín llorando.

Martín y Carlos viven juntos ahora. Llevaban tiempo hablándolo según me dijo Carla en la cena de Navidad en unos minutos en los cuales no estábamos discutiendo, se han hecho muy amigos.

Me pongo de cuclillas delante de ella y ella me se gira hacia mí mientras se seca las lágrimas.

Nos quedamos mirando el uno para el otro sin decir ni hacer nada hasta que de repente, uno de los dos o los dos reacciona y nos besamos.

Cuando nos separamos nos abrazamos y miro detrás de su hombro y veo a Alberto.

—Él es Alberto—dice Carla—es mi ex y un amigo.

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