Cap.19

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—No sé a qué te refieres —digo distante—.

—No te puedes ir de casa y arruinar tu vida y estudios por odiar al novio de tu madre,tú la quieres y sabes que no vas a abandonarla—me dice Brais y yo grito de alivio por dentro—quédate conmigo lo que necesites pero tienes que volver.

—Tranquilo, mañana vuelvo a clases.

—Más te vale.

—Dame mi tiempo para pensar en lo de volver con ellos.

Asiente y me coge de la mano mientras conduce, cosa que me parece muy dulce.

Llegamos a su casa.... Mejor dicho, a su casoplón.

Es una casa enorme blanca con un jardín precioso y piscina enorme también.

—No sabía que eras rico.

—No es algo de lo que esté orgulloso.

Le miro extrañada.

—No eres la única que odia al novio de su madre.

Abro mucho los ojos.

—¿Tampoco tienes padre?

—No. Murió hace 3 años, bueno, mañana hace 3 años que murió pero nadie parece estar muy preocupado por ello, excepto mi hermano y yo.

Le cojo la mano y la beso. Él me atrae hacia su cuerpo y nos abrazamos.

—Ves, encajamos porque estamos igual de rotos.

—No pienses así anda.

Miro a mi alrededor.

—Entonces ¿Todo esto es por...?

—Por la nueva pareja de ni madre, sí.

—Entiendo que no lo aprecies. Debe resultar asqueroso vivir en una casa de unos millones totalmente equipada y con mayordomos a tu servicio —digo finjiendo estar asqueada—un suplicio.

Brais me mira con una ceja levantada.

—Da asco cuando no es tuyo de verdad.

Volteo los ojos y echo a andar en dirección a la piscina.

—¿No te bañas aquí por miedo a que te entren náuseas?

Me hace el corte de manga y se quita la chaqueta quedándose sólo con una sudadera roja.

Se acerca nuevamente a mí y me coje de la cintura dándome un beso en la mejilla.

—Eres una idiota que lo sepas.

—Calla y aléjate que me das más calor del que hace.

Me deshago de él y sigo mirando el jardín.

—¿Has dicho que tienes calor?

Me giro hacia él y asiento. Pero enseguida me arrepiento e intento salir corriendo pero él es más rápido y me coge como un saco de patatas.

—NI SE TE OCURRA.

—YA SE NE HA OCURRIDO.

—SUÉLTAME YA CABRÓN.

—AHORA TE JODES POR SER UNA CÍNICA.

Se acerca al borde de la piscina aún conmigo en su hombro y cuenta hasta tres.

Y salta.

—NOOO... GHDHHFHDHDHHGGGGGDHHFF.

Subo a la superficie a toda leche y busco a mi novio para ahogarlo.

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