Luisa y yo subimos a mi cuarto. Ella entro primero y yo después, azote la puerta y Luisa solo se volteó algo molesta.
-No azotes las puertas ____-dijo enojada –Ya….mejor arréglate.
-Pero yo no quiero ir con Matt a ningún lado- me cruce de brazos
-No seas así- dijo ella sacando ropa de mi armario –Dale una oportunidad.
-Pues…- ella volteo e hizo un puchero –Si, está bien.
Me tendió en la cama ropa que estaba perfectamente doblaba. Yo solo hice una mueca y ella me miro retadoramente. Entendí que debía dejar de quejarme.
Luisa salió del cuarto y yo me vestí (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=104748948&.locale=es). Al bajar, Matt me miro de arriba abajo y sonrió pícaramente. –Idiota- pensé y gire los ojos.
-¿Nos vamos?- pregunto él
-Pues… sí, creo que ya podemos irnos- Dije fingiendo una sonrisa. Me despedí de Luisa y salimos de la casa.
El me miro como buscando una respuesta. Sus ojos estaban buscando mi mirada, yo lo evitaba a toda costa. Pero, al conseguirlo pude ver claramente los detalles azules que estaban como pequeña líneas y las cuales lo rodeaba el fondo verde claro. Hermosos.
Yo me quede paralizada. Mi respiración se aceleró y el solo dibujo en su cara una sonrisa inocente.
-Ya se- dijo y me tomo de la mano. En otro momento, le hubiera arrebatado mi mano y le hubiera hecho una escena, pero ahora solo me puse roja y corrí a la velocidad en la que él me jalaba.
-¿A dónde vamos?- dije soltando una pequeña risita de nerviosismo.
-Solo espera- dijo el, riendo y jalándome aún. Me llevo a una velocidad algo apresurada. Claramente yo no conocía el barrio, ni las calles, por lo que el saber a dónde nos dirigíamos era imposible.
A veces parábamos para tomar aire. Su risa me contagiaba.
Pronto, paramos en un parque. Había una perfecta circunferencia formada por los árboles, y dentro del circulo solo había pasto recién podado, en una de las orillas, había una banca de color blanco que a pesar del tiempo que supongo llevaba ahí –Por las marcas de oxidación- se le veía fuerte.
Era un lugar hermoso, y por la hora que era, solo estaba alumbrado por la luz de la luna y un pequeño y viejo farol.
-¿No íbamos al cine?- dije. Observaba todo a detalle. Era como un sueño.
-Pues no quería que estuvieras aburrida en la tarde- dijo el, agachando la cabeza. –Y me acorde de este lugar.
-Está hermoso- dije. Ambos caminábamos lentamente por aquel césped que por su apariencia, apostabas que acaba de llegar una brisa fresca.
-Lo sé- dijo él y suspiro –Lo sé, no creo que haya nada más hermoso en todo Londres.
-Creo que tienes razón- le voltee a ver por fin. Él tenía los ojos puestos fijamente en mí y solo sonreía y negaba con la cabeza. Yo hice una mueca como diciendo “¿Qué pasa?”
-Me pregunto- dijo él. Como leyendo mi expresión facial.
-¿Qué cosa?- dije y me acerque.
-En que me gusto de ti- rio y se sonrojo –Eres bonita, claro está; ojos grises, pelo negro, figura esbelta y sonrisa única pero… Yo no sé porque me siento así cuando te veo.
-¿Am… sentir que cuando me vez?- Pregunte con verdadera curiosidad. No se si era que estaba confusa por lo del asunto de Luisa, que estaba distraída con la belleza del lugar o simplemente estaba confusa. Pero Matt, a esa luz se le veía perfecto.
-Si- dijo sonrojándose –Cuando te hablo, estoy contigo…con el simple hecho de verte. Me siento especial, único… Algo raro me mueve, por ti.
Esbocé en mi rostro, una tímida sonrisa y Matt, como asustado saco su celular y sin yo poder evitarlo, sacó una foto.
-¿Qué fue eso?- pregunte
-Quería captar el momento- dijo y observo la foto –El momento de la primera sonrisa que tienes estando conmigo.
-Hay tonto- dijo y solté una risita –No es la primera.
Pensé un momento lo que estaba diciendo. Lo que planteaba Matt era cierto. Era la primera vez que sonreía.
-Ya, no quiero deprimirme- dijo en broma
-Pf…pues entonces no me preguntes cuanto te odio- dije siguiendo la broma. Mi tono fue ese, en juego y el parecio entenderlo, por lo que solto una pequeña risa y se acerco a mi.
-¿Te quieres ir a sentar?- pregunto. Me estiro su brazo y los dos fuimos hacia aquella única banca.
Los dos nos sentamos y, despacio, Matt paso su mano por encima de mis hombro y me rodeo. Yo, sin evitarlo, recargue mi cabeza en su pecho y sentía como su corazón se aceleraba.
Todo eso me ponía nerviosa. Era raro que de un momento a otro, estuviera tan seguro con alguien quien hace unas horas detestaba.
-¿Sabes?- pregunte. Tenia mis ojos cerrados. Como si el abrirlos le diera fin a este momento
-¿Qué cosa?- pregunto y me empezó a acariciar el brazo de arriba abajo. Aquello me estremecio, pero me encanto.
-No eres tan malo- dibuje una sonrisa en mi cara. No se cuánto tiempo más estuvimos así, en un cómodo silencio y manteniendo ese contacto. Puede que fueran horas, pero tan solo lo sentí como segundos…
No se que me paso, pero la _______ Carolina Fletcher que conocí por 18 años, esa noche se fue y vino una nueva.