*Narra Niall*
Entraba a la casa cuando sentí una mano en mi hombro. Me di la vuelta y vi a Louis llorando y tratando de recuperar algo de aliento.
-_________- dijo entre suspiros
-No quiero hablar de ella- dije y trataba de zafarme de su agarre.
-No seas idiota y deja las inmadureces para después- dijo el recuperado -_______ está en el hospital.
-Pues que se cure pronto- dije de manera fría.
-Idiota- me grito Louis –Ella choco y ahora está en el hospital demasiado grave. Y serás más idiota si no la vas a ver.
-¿Por qué habría de hacerlo?- dije con las lágrimas brotando. Mi princesa estaba mal –Ella me odia.
-Por dios Horan, y yo que pensaba que no podías ser más idiota- dijo y soltó una risa irónica –Como quieras, ve si puedes y si no quédate aquí, mientras ________ se muere.
-Cállate- le grite
-No lo hare- me contesto tratando de tomar fuerzas –Toma, una carta de ______ para ti.
Louis me dio la carta, negó con la cabeza y se dio la vuelta. Caminaba a despacio y veía como poco a poco se alejaba de mi propiedad. Antes de que saliera de mi casa gritó el nombre del hospital.
Yo baje mi cabeza y rasque la nuca. Al ver a Louis salir aventé la mochila y me tiré al suelo. Las lágrimas salían con desesperación y me sentía frustrado.
Con la poca fuerza que tenía tome el sobre y lo abrí. Delicadamente abrí el papel y con la vista borrosa empecé a leer.
Niall:
No sé ni cómo decirte lo que acabo de hacer, lo que haré y no se puede borrar. Me voy, muy lejos para nunca regresar.
Tal vez esta carta solo sea desechada y tirada sin siquiera leerla, tal vez acabe siendo destruida por fuego y en un bote de basura sin más, pero tenía que decírtelo.
Te amo Niall, a ti y a nadie más. Gracias por todo lo que me diste en estos meses, por las experiencias, sonrisas, lágrimas, alegrías, enojos, tristezas, por todo.
Me ayudaste a entender muchas cosas que tal vez ahora no vería sin ti. Como el hecho de que tener amigos es algo indispensable, el que ser feliz puede ser posible, el poder expresarse sin miedo es hermoso.
Perdóname, por favor, te lo ruego. Yo lastime a muchas personas en mi estancia aquí pero sin duda alguna a quien más le hice daño fue a ti y para acabar a mí también. Precisamente fue por eso por lo que tenía que irme, para no causar más molestias.
Te pido solo una última cosa: No me olvides, no me odies y no me guardes rencor. Espero siempre este en tu mente como un bello error.
Con todo amor y arrepentimiento: ________.
Las lágrimas no cesaban, pero más que de tristeza ya eran de coraje, pero en contra de mí. Si tan solo hubiera hecho saber que aquí estaba, si hubiera insistido más, si tan solo pudiera volver el tiempo atrás.
Pero para mí fortuna, el “hubiera” no existe.
Doble la carta y me la metí en el pantalón. Me pare rápidamente y corrí hacia la calle.
Si _______ estaba a punto de morir, yo estaría cuando ella muriera.
Tome un taxi y llegue hasta el hospital. Baje rápido y entre a ver como se encontraba _________.
Busque y busque entre los pisos, los cuartos y secciones del hospital, hasta que una señorita me ayudo.
Subí rápido por el ascensor y llegue al piso. Mientras buscaba la habitación, me encontré con todos sus conocidos llorando. Algo andaba mal.
Me acerque temeroso de averiguar lo que pasaba.
-Niall- dijo Luisa quitándose las manos de la cara -¿Qué haces aquí?
-Vengo a ver a ______...
-Claro- dijo Drake- Ella ahora está en una operación importante para sus piernas y no se sabe si estará bien.
-¿Qué paso?- pregunte con muy poco aliento
-No se sabe con exactitud- dijo Drake sorbiendo por la nariz.
Me limite a permanecer callado.
Me senté alejado de todos, no para estar distanciado, solo necesitaba pensar en silencio y con todos los disturbios de la gente no podía.
Pasaron veinte minutos –Aunque para mi había sido toda una eternidad- y una enfermera salió del uno de los cuartos un con un semblante de aparente calma.
Ella se paró frente a todos y me acerque lo más rápido posible. Ella tomo airé y levanto la cabeza.
-Lamento decirlo- dijo ella con una voz suave –Pero ha muerto.
Todos parecían afligidos y yo ni me inmutaba. La respiración se me hacía turbia.
-¿Quién de los dos?- pregunto Luisa.
-Fue el joven Harry Styles.