Capítulo veintiséis

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Narra Jordán:

Tal como dijiste Alteza—habla Ethan a mi costado—Liam no pudo apartar su mirada de Catelyn y menos evitar interesarse en ella.

Lo sabía.

«Es una lástima que jamás valla a poder tocarla.»

—Todo va según lo planeado entonces—aclare sin despegar la vista de Liam quien solamente se mantenía al costado de un rincón bebiendo.—Pronto todo suyo será nuestro Ethan.

Ethan coge dos copas y me tiende una a mi—Claro príncipe—murmura.

Él no está muy feliz por el plan pero debe llevarse a cabo, de lo contrario el atacara y no tendremos defensa alguna.

—Es necesario, así que quita esa cara de preocupación—ordenó.

Miro a las personas sonreír y festejar el hecho de que hay una Reina a mi lado.

Son felices.

Y esa alegría es lo que buscó proteger a cualquier costo, nadie puede arrebatarles eso y quien desee hacerlo tendrá que pasar por encima de mi para lograrlo aunque eso es simplemente imposible.

Narradora:

Al finalizar el evento solo quedaba la familia reunida, Eiza tomó la mano de Catelyn llevándola al pateó a dar un paseo.

—No creo que me hayas traído aquí solo para dar una vuelta—le dijo Catelyn al llegar al lugar mientras miraba las rosas.

Eiza camino sería de un lado a otro—Inteligente—alago con una sonrisa—Te he traído para decirte algo simple "No puedes traicionar a mi hermano"

Su voz perdió dulzura en cuanto dijo aquellas palabras, sus ojos eran rojos y amenazantes.

Catelyn la comprendía, el seguramente era todo para ella—No tienes ni que advertirlo—musito en voz baja—Jamás le traicionaría.

Demuéstralo y te creeré—habló con una sonrisa—Él desea cuidar de todos pero no entiende que no debe sacrificarse así mismo por ello.

Sin duda alguna mi hermano puede ser un tonto a veces, mi madre paso por cosas inimaginables y sumamente dolorosas—mencionó Eiza—entiendo que no quiera que nadie pase por ello pero el necesita confiar.

La hermana de Jordán se acercó a Catelyn, tocó su hombro—Haz que confíe en ti de verdad y apóyale lo que viene no es fácil—aclaró mientras la dejaba sola.

—si puedes ver el futuro porque no le ayudas—pregunto ella confundida.

Puedo verlo pero no intervenir—respondió sin mirarla—Eso es más doloroso que nada, puedo prevenirte y prevenirle pero no puedo hablar de lo que sucederá, si pudiera lo hubiera hecho desde hace mucho.

Catelyn comprendió lo que quería decir la joven, era cierto, habían cosas que no se podían decir por más que uno quisiera hacerlo.—Entiendo—murmuro, Eiza tras escucharla simplemente desapareció del lugar dejándola alrededor de hermosas flores.

No tardo tanto como para que Jordán se uniera a su lado—¡Así que aquí estabas!—exclamó mientras se sentaba entre las flores.

¿Dónde más estaría si no aquí?—pregunto riendo ella, él tomó una flor y la puso en el cabello de su amada—No tengo idea.

—Sabes Catelyn tenemos algo de que hablar—aclaró su voz, era necesario que ella supiera del plan ideado—Necesitaré tu apoyo y cooperación.

Ella no pudo evitar voltear a mirarle fijamente a los ojos—¿En qué?—pregunto con curiosidad, el jamás le había pedido nada y el que le pidiera algo la hacía feliz.

—Liam no pudo evitar mirarte, él es dueño de una parte de este Reino, si puedo hacerme con su parte, esa gente desprotegida y abandonada por él podría vivir bien—mencionó con una sonrisa, parecía estar imaginándose lo que él deseaba y ella no pudo evitar sonreír.

Narra Catelyn:

Él no es malo.

Lo puedo ver, detrás de esa mirada fría y actitud arrogante se esconde un niño con grandes sueños.

Él puede actuar tan maduro como quiera pero al final solo es un niño intentando cuidar de todo el mundo.

—¿Entonces debo actuar amigable con el?—pregunte riendo, él asiente con molestia evidente—Aunque no me agrade la idea, así debe ser, tendremos una trampa.

Además sino realizamos esto, en el futuro será un problema, él ha estado intentando poner en mi contra a varias manadas con las que he tenido tratos—aclara—eso es un problema que debemos solucionar cuanto antes.

Confío en ti y tus estrategias, en ningún instante has fallado.

Por ello te seguiré a donde sea, tú me has mostrando el lugar a donde pertenezco.

—Lo haré, seguiré tu plan al pie de la letra—le regalo una sonrisa ladina—No tendrás de que preocuparte, esta belleza puede conquistar a cualquiera.

Él se comienza a reír por lo último que dije y me siento avergonzada.

No conocía ese lado arrogante de ti—me dice mientras me mira con burla.—aunque debo admitir que te queda bien y me gusta.

Estar con él ha hecho que me vuelva así.

Ya sabía—le digo, él se levanta y me tiende la mano, se la doy sin dudar y entramos a casa.

Quería algo real, algo auténtico y a su lado todo es una realidad hasta la muerte misma lo es.

Ahora cuando estoy a su lado no puedo evitar sentir alegría, él es la calidez que un día tanto anhele.

El príncipe del Inframundo [#3]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora