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ELIZABETH

Ir al Spa mientras mi jefe estaba en un concierto, valió totalmente la pena me sentía totalmente relajada ahora, el vuelo de vuelta era mañana por la mañana pero ya que tenía un poco de tiempo tal vez hacer algunas compras, me alisté me puse un vestido y mi abrigo y salí con mi bolso y celular dispuesta a disfrutar Francia.

Estaba en el lobby agarré la puerta y de pronto lo vi ahí estaba mi jefe viéndome con cara de asombro.

—¿A donde vas?—dijo en modo acusación.

—De compras.—respondí.

—¿Asi, sola?

—El que esta en peligro aquí eres tu, así que regresa al cuarto.

Cuando me di cuenta entraba a la primera tienda donde vi un maniquí con un vestido enorme y hermoso pero justo en el reflejo había un James Hammer siguiéndome.

Había apenas entrado y dado la vuelta por el complejo cuando me distrajo dándome alcance:

—¿Te vas a comprar algo o que demonios? —dijo con molestia. Ahh hombres...

—¿Somos tan cercanos o algo así?—dije con descaro.

—Solo veo que ya viste media tienda y no te ves interesada en nada.

—¿Como estuvo el concierto?—pregunté para distraerlo.

—Muy bien, ahh ese bastardo siempre lo hace bien.

—Se conocen ya hace tiempo supongo.

—Ese idiota siempre nos metía a todos en problemas y desertó un mes antes de graduarse—dijo con total alegría.—Allá en Italia fué donde creo se enamoró de el Jazz y bueno le ha ido bien.¿Que no te interesa nada?—dijo refiriendose a las tiendas.

—Si hay algo que me interesa ya que lo mencionas, que dejes de seguirme.

—¿Te hago sentir incomoda? —dijo casi jactándose y caminando a mi lado.

—¿Exacto ya te vas?

—¿Puedes hablarme así?—dijo divertido.

—Puedo hablarte como quiera, no estamos en la oficina, ¿o si?—dije igual de descarada.—ahh—me salió de improviso, era un vestido en azul pálido de línea a con escote de corazón y del largo perfecto.

—¿Ahhhh? —dijo viéndome.

—Es perfecto y—luego vi el precio—demasiado caro. —dije al pararme en el aparador.

—Si te gusta solo cómpralo.

—Personas como tú nunca entenderán.—dije tocandole el brazo.

—Explícame si puedes.

—Lo deseo ahora —dije señalando el vestido—que sé que no puedo tenerlo, pero si lo tengo en mi armario solo lo veré y diré "hojalá hubiera un evento para salir con ese vestido", además de que le faltan los zapatos ideales tal vez negros o plateados de tiras si saliera de noche.

—¿Y qué solo no lo comprarás?—dijo sin creerlo.

—Exacto —no podía probarme delante de él un vestido además de que no quería su opinión.

—Claro ahora podrás decir "esta en ese aparador y no lo tengo".—dijo haciendo un drama.

—Pero definitivamente me gusta, solo que no lo puedo tenerlo ahora mismo; no te preocupes seguro que por ahí también hay algo que tu necesites—dije para cambiar de tema.

—¿Como que?, lo tengo todo—dijo apartandose.

—Nadie nunca lo tiene todo. —respondí alcanzandolo de inmediato.

ESE DEMONIO ES MI...JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora