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ELIZABETH


Técnicamente hablando en términos legales yo no había entrado en funciones de mi cargo por lo que él no me podía despedir..."técnicamente".

Justo ahora estabamos los dos en un vacio legal muy raro. Aunque una parte de mi tiene la certeza de que ahora es el único heredero de todas las posesiones de Arthur lo arriesgaré todo, fui la única que lo escuchó además del juez los demás ya habían salido.

Y sabía que siempre podía contar con Joe.

Llegué un poco más temprano de lo habitual e hice algunas llamadas, orquestando todo poco a poco, si iba a hacer esto necesitaba comprometerme a ello.

El horario de la entrada en A&H es a las ocho, pero llegué mucho antes para intercambiar algunos tips a las diferentes oficinas solo lo que yo necesitaba que ellos supieran, como que el nuevo presidente me contactó y dijo que la oficina que no venga y se presente con él temprano por la mañana seria despedida, solo esperaba que funcionara. Para cuando llegó James Hammer a las 8:10 estaba todo listo, no sabía en lo que se metía tendría que reconocer que me necesitaba que me merecía al menos el tratar conmigo y ver que valgo la pena.

A decir verdad hirió mi orgullo que me corriera de buenas a primeras, así sin miramientos; pero no era momento de lloriquear era momento de ver su cara sin tener idea de a quien llamar o que hacer y esa sería mi carta así que esperaba que todo saliera bien, después de todo esta vez yo tenía todo para ganar.

Me dirigí apresurada a presidencia y al llegar derrapando vi a Rose.

— ¿El presidente ya llego?—le pregunte a ella ya que era la secretaria de presidencia.

—Llego con dos "asesores", me dijo que le pasara las llamadas y que le avisara de cualquier cosa, ¿enserio no lo sabías?

—Estaba en diseño pero es justo lo que necesito.

—Pues no te entiendo pero si vas a verlo es mejor que te prepares no va a ser fácil tratar con el nuevo jefe —ahí susurro—trae una cara de pocos amigos y unas gafas enormes, no sé ni cómo descifrar esa cara.

—Trataré créeme, Rose sé lo que hago, pero...—dije justo antes de tocar la puerta—deséame suerte.

—Suerte, Liz. —susurro de igual manera.

Justo después de  tocar alguien dentro dijo "pase", tragué saliva y me encomendé al cielo.

Ahí estaba sentado en la silla al estilo listo para dar mil vueltas y decir wiiiiiii, quité eso de mi mente pero justo después tomó la posición de Señor Burns de los Simpsons, casi me rio pero me contuve los dos "asesores" estaba uno frente al librero revisando los libros y el otro estaba sentado en el sillón no parecía muy cómodo, para mi sorpresa eran los que vi al salir ayer de la oficina del Juez.

—Buenos días, mi nombre es —empecé a decir, pero me interrumpió.

—¿Liz?, ¿La famosa Liz de papá? —dijo con una nota de risa en la voz, ya se había quitado los lentes que mencionó Rose y se quedó mirándome de arriba abajo, le mantuve la mirada.

—Elizabeth en realidad; tal vez recuerde nuestro encuentro ayer, quiero decirle un par de cosas y si después de ello aún me quiere despedir, me iré.

Esperó un segundo, se echó para atrás en la silla y después dijo:

—Tienes un minuto.

Que fría me parecía su mirada tanto como su voz, me quedé pensando en su cara, era guapo si crees en los estándares regulares, era alto y tenía ojos oscuros casi negros y podía saber que estaba a segundos de mandarme a volar, así que el enfoqué que tomaría después de todo era el correcto había que ser agresiva. 

ESE DEMONIO ES MI...JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora