ESE DEMONIO ES MI...JEFE

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ELIZABETH

El Jet lag es real y solo te recuperas si duermes cada que puedes, cosa que en este momento no había hecho.

Arreglado el asunto de Francia y China ahora solo tendríamos que esperar por la publicación de triunfo que llegó esa misma mañana en todos los periodicos locales e internacionales la compra era un hecho y el S9 sería un éxito en cuanto saliera al mercado, no había nada comparado en el mercado actual así que ya casi nada me preocupaba excepto que al llegar a mi departamento ya de vuelta a casa.

Ella me estaba esperando justo como le dije que hiciera si algo no andaba bien.

—Liz —me saludó.

—Elice por favor, hablemos en mi cuarto.

Conozco a Elice de toda la vida y sé que una visita suya sólo era para o muy buenas noticias o muy malas noticias.

Hablamos de lo que pasaba, me habló de mi madre y de su prometido al parecer el tiempo ya no me alcanzaba pero aún así me sorprendí por la fecha tan próxima pensé que tenía más tiempo.

—Esto es en tres meses, ella lo dejará todo y sabes que Julio no es viable. —dijo Elice volviendome a mi realidad.

—Lo sé, es por su aniversario en Julio, solo pensé que sería después, me había dicho trescientos hace una semana que diablos pasó.

—Tienes que verla ahora, la prensa te devorará si no lo haces y los de publicidad ya no pueden cubrirte chica parisina.—dijo mi amiga.

—Lo sé, pero en cuanto los vea empezara todo.

— ¿Cuánto tiempo más quieres ganar?—me preguntó.

—No puedo dejarlo para después tendré que hacerlo mañana mismo.

— ¿Te veo mañana a las tres? —dijo ella—¿ya preparo todo? 

Lo retrasé todo lo que pude, pero era hora.

—Mañana a las ocho dame un último día—terminé.

Mi mente no paraba de pensar que era demasiado temprano para hacer lo que debía. Sabía que de ahora en adelante James podría con la compañía además no estaba solo tenía a David y Steve, así que podía irme ya era tiempo.

Estaba tan nerviosa que hasta preparé la ropa que usaría mañana y yo nunca hacía eso, se sintió como cuando estaba en el instituto y estas en un examen pero las respuestas sonaban tan similares que terminabas descartando la respuesta correcta, hasta que volvías a leer la pregunta; y esta era mi pregunta:

¿Cómo podía renunciar a Industrias Hammer cuando no quería hacerlo?