Cinco días después del fallido beso, un extraño sobre llegó por medio del correo, remitido desde Estados Unidos, JongHyun no soportó la duda y lo abrió. Aquel día, fue cuando encontró un ticket aéreo a nombre de KiBum con su ida para el martes de la semana siguiente y ese momento, fue cuando la miseria lo hizo sentir nuevamente culpable por lo que había pasado entre ambos.
Desde ese entonces, entre ambos todo se había vuelto tan incómodo y distante. Todos los días, en la cuenta regresiva a su vida en Corea, KiBum se mantuvo ocupando preparándolo todo. Seguía hablando con la Sra. Choi por teléfono y aquel momento, era el único en el día en que el rubio se veía genuinamente feliz y entusiasmado.
Las reuniones con el abogado no fueron tantas, pero JongHyun podía adivinar cuándo KiBum se reunía con él, porque siempre volvía con los ojos rojos e hinchados, luciendo demasiado agobiado. En una ocasión había intentado preguntarle cómo estaba y qué tal marchaba el proceso, pero KiBum no le dijo nada.
Fue por MinHo, que JongHyun supo que él y su esposa, habían sido llamados como testigo a favor de KiBum. El abogado que la Sra. Choi estaba pagando, quería que todas las personas que hubiesen tenido un mínimo contacto con KiBum, hablasen en el juicio; "Todo nos sirve" les había dicho. Pero por algún motivo extraño, él nunca fue contactado por el abogado para testificar, lo que le bastó a JongHyun para convencerse de que KiBum ni siquiera lo quería ahí.
"Tendrás que comparecer de todos modos JongHyun, KiBum lo sabe" le dijo MinHo y él solo asintió, aunque su amigo no pudiese verlo hacer aquello. La Sra. Choi había ido solo por dos días a Corea y luego se había marchado a la espera del arribo de KiBum a Estados Unidos.
Y así, el último día de KiBum en Corea había llegado. La noche anterior, JongHyun había recibido una llamada del Sr. Kim, quien le pedía disculpas por todo lo que había sucedido y por lo que no había hecho. Para él, todo lo ocurrido con su hijo había sido tanto, que se había visto sobrepasado en demasiadas cosas; sin saber qué hacer o qué decisiones tomar. Por suerte, la Sra. Choi lo había apoyad apropiadamente y gracias a ella, el Sr. Kim había asumido su irresponsabilidad como padre de KiBum, así como un compromiso de ayudar a su hijo y apoyarlo en todo lo que sucediese desde ese momento en adelante. De la madre de KiBum, JongHyun no supo mucho; KiBum no la mencionaba, el Sr. Kim tampoco lo había hecho, por lo que ella era un total misterio.
Desde donde estaba en la sala, sintió los pasos venir hacia él y supo que el momento había llegado. Cuando se había levantado aquella mañana, JongHyun vio tres maletas apiladas en la sala y a KiBum desayunando en la mesa del comedor, en una rutina que se venía repitiendo; KiBum siempre se levantó antes, siempre comía solo y siempre en silencio, ignorándolo como si JongHyun no estuviese a punto de explotar por resolver las dudas que no lo dejaban dormir por las noches: ¿Te matriculaste en la Escuela? ¿Cuándo volverás? ¿Me llamarás? ¿Podré, ir a verte? Quiso preguntarles muchas veces, pero nunca lo hizo.
- ¿A qué hora es tu vuelo? – preguntó rogando por una respuesta.
- En tres horas más, debo salir en media hora de aquí para llegar a tiempo al aeropuerto...
- Te acompañaré, llevas muchas cosas, no podrás solo...
- Sí puedo ir solo, además, un taxi vendrá a recogerme
KiBum se incorporó de la mesa, tomando los platos sucios para pasar junto a JongHyun y así ir a dejarlos al fregadero. Rápidamente lo lavó y luego salió de la cocina, yendo hacia la habitación.
- KiBum... - le suplico JongHyun, tomándolo del brazo para impedir que se alejase – Déjame ir contigo
- ¿Para qué? ¿Planeas mover tu pañuelo blanco al viento, soltar palomas y llorar por mí? Por favor, no seas absurdo...

ESTÁS LEYENDO
[ El Príncipe ]
Fiksi Penggemar•JongKey• JongHyun siempre supo las metas que quería alcanzar en su vida. Para él, no hay términos medios; lo negro es negro, lo blanco es blanco. Por eso cuando en sus deseos de lograr la perfección en su trabajo termina cometiendo un fatal error...